Hola a todos. En nuestra sección de “Nutrición para peques” de hoy, me gustaría hablar del sedentarismo infantil y la importancia del deporte en los niños.
Ya sabemos que en la edad infantil es muy importante enseñar a los niños unos hábitos de vida saludables, enseñándoles a comer de una manera adecuada y todo tipo de alimentos. A veces es complicado, pero con paciencia y constancia, quien realmente se lo propone, lo consigue. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de un aspecto que va de la mano de la alimentación, y me refiero a la actividad física.
No debemos confundir actividad física con ejercicio físico. La actividad física, tal y como la define la OMS (Organización Mundial de la Salud), equivale a todos aquellos movimientos corporales producidos por los músculos esqueléticos que exige un gasto de energía, mientras que el ejercicio físico es cuando la actividad física se planifica, organiza y se repite con el objetivo de mantener o mejorar uno o más componentes de la aptitud física. La actividad física abarca el ejercicio, pero también otras actividades que entrañan movimiento y se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas.
Por lo tanto, y en contraposición, el sedentarismo es una forma de vida con poco movimiento, es decir, con la falta de actividad física adecuada.
Es preocupante y alarmante que hoy en día la mayoría de nuestros hijos sólo realizan las 2 horas diarias de deporte que se realiza en el colegio, ya que luego llegan a casa y se pasan 5 horas frente al televisor, al ordenador y jugando a videojuegos. Incluso en la calle, en lugar de verles corriendo, gritando y jugando, se les ve sentados en un banco con una pantalla pegada a los dedos. Esto en parte se debe a la menor seguridad en las calles y al horario tan agobiante que, desgraciadamente, llevamos los adultos. Con lo cual no es de extrañar que en las últimas décadas la prevalencia de obesidad infantil se haya casi triplicado y, con ello, muchas patologías asociadas.
El deporte no sólo es un arma de lo más esencial en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad (a estas edades la dieta no sirve absolutamente de nada, siempre y cuando el niño tenga unos buenos hábitos; en caso contrario, lo único que es necesario hacer es mejorar aquellos hábitos no tan buenos a base de una reeducación) puesto que a estas edades se está en pleno crecimiento y al niño no se le puede privar de ningún alimento. Además de ser un arma esencial, hacer deporte mejora:
- Las funciones cardiovasculares, previniendo enfermedades y posibilitando el control de la tensión arterial.
- La maduración del sistema músculo-esquelético, aumento de la densidad ósea y muscular.
- Las habilidades psicomotoras.
- Mejora la autoestima y favorece la integración social.
- Enseña además conceptos como la superación personal, el trabajo en equipo y el seguimiento de las reglas.
Según un estudio realizado en España por investigadores de la Universidad de León, se determinó que cinco horas semanales de actividad física moderada ayudarían a prevenir la obesidad puesto que mejora el índice de masa corporal. Existe una relación lineal entre cantidad de actividad física y estado de salud, de tal forma que los niños que practican más ejercicio suelen presentar un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas cuando sean adultos.
La dosis de actividad física, de todas formas, deberá ser individualizada y dependerá de la frecuencia, intensidad, duración y tipo. Esta hora de actividad física debe incluir ejercicios de fuerza y flexibilidad dos veces por semana.
Para posibilitar la realización de estas actividades físicas, lo ideal es apuntar a los niños a actividades extraescolares, eligiendo aquellas preferidas por el niño, fútbol, baloncesto, natación… son las actividades más comunes, pero también encontramos la danza, artes escénicas, marciales o voleibol entre muchas más actividades. También hay que tener cuidado con no sobrecargarlos con estas actividades, porque de igual manera que nos encontramos con sedentarismo, también se encuentra todo lo contrario... que el niño tiene tantas actividades y deberes escolares que casi no tiene tiempo de descansar tranquilamente. Así que debemos encontrar un equilibrio permitiendo al niño tener su tiempo de ocio.
Además de actividades entre semana no debemos dejar a un lado el tiempo de ocio que se puede pasar en familia los fines de semana. Siempre que el tiempo acompañe y esté dentro de nuestras posibilidades, lo ideal será elegir aquellas actividades al aire libre: hacer una caminata por el campo o monte, coger la bicicleta y salir a dar un paseo, correr, jugar con la pelota, a la comba, etc. Acordaos que todo lo que el niño vive y ve es lo que más adelante, cuando crezca, hará.
Con esto me despido. Hasta el próximo post.
Saludos.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
0 comentarios :
Publicar un comentario