Muy buenos días. En la sección de hoy de “Nutrición en las diferentes etapas de la
vida” hablaremos de la alimentación en los niños de edades comprendidas entre
4 y 12 años.
Estas edades se caracterizan por el avance en el aprendizaje y por el
desarrollo de la personalidad. Es una etapa de crecimiento más estable y lento,
y se mantiene el escaso interés en los alimentos por lo que sigue siendo igual
de importante enseñar e inculcar buenos valores y hábitos alimentarios. Recordad que una buena alimentación favorece el correcto
crecimiento y desarrollo de nuestro hijo además de ser la base de la
prevención de futuras enfermedades cuando sean adultos. También recordad que
los niños aprenden por imitación, por lo que una reprimenda tras otra,
regañándoles cuando lo hacen mal no les enseña mucho, es mejor que vean esos
buenos hábitos en nosotros.
Dentro
del grupo escolar encontramos un amplio rango de edades y por ello
quiero hacer una pequeña distinción. Las
edades comprendidas entre los 7 y 12 años difieren de los otros más pequeños en
que hay un aumento progresivo de la actividad intelectual, realizan
un mayor gasto calórico porque practican más deporte y ya se van interesando un
poco más por los alimentos y, por tanto, ingiriendo más cantidad de los mismos
ya que hay un aumento considerable del apetito; seguro que todos hemos
escuchado la típica frase “tengo hambre” a pesar de que el niño acaba de hacer
una buena comida.
En esta etapa los adultos nos encontramos con que ya no podemos vigilar
de igual manera lo que nuestros hijos comen, debido a que los niños pasan más tiempo fuera de casa y comienzan a
desarrollar un estilo de alimentación más independiente, puesto que
comparan lo que comen sus amigos con lo que comen ellos, lo que comen en el
comedor con lo que comen en casa, lo que muestra la publicidad en la televisión
o en anuncios en la calle, etc. Es inevitable que los niños quieran y elijan
chucherías, snacks y bollería antes que cualquier otro alimento, en este punto
es donde entra en juego la buena educación nutricional y los buenos valores
alimentarios que hayamos podido inculcar a nuestros hijos. No es cuestión de prohibirles este tipo de alimentos sino
más bien limitarlos a momentos MUY puntuales y especiales.
Como en cualquier etapa de la vida es importante llevar un horario y si
cabe, para los niños es más importante aún, ya que les enseña disciplina; se deben realizar las comidas más o menos a la misma hora
todos los días para que nuestro organismo esté regulado. Se deben
realizar las 4-5 comidas diarias. A menudo nos encontramos con que los niños
van sin desayunar al colegio y están hasta el recreo con el estómago vacío, lo
que incita al consumo de alimentos calóricos y pocos saludables. En
muchas ocasiones los propios progenitores somos los culpables de elegir estos
alimentos dando al niño bollería o dinero en vez de echar en la
mochila un tentempié saludable como un bocadillo, una pieza de fruta o un
yogur; siendo estos últimos las opciones más acertadas, y como he
mencionado anteriormente la educación
nutricional es esencial y siempre debemos elegir para nuestros hijos
aquellos alimentos más sanos. En muchos centros se han tomado
medidas acertadas a la hora de la media mañana, dependiendo del día, el
niño llevará fruta, un bocadillo, unas galletas... En cuanto a no
desayunar, ya hemos comentado la importancia del desayuno en artículos
anteriores, por lo que no me volveré a centrar en ello, lo único que quiero
destacar es que debemos levantar al niño con el tiempo suficiente para poder
hacer un desayuno en condiciones y evitar así una elevada ingesta a media
mañana y durante la comida. Recordemos que la media mañana y la merienda son complementos a las
otras tres comidas principales no deben ser excesivas para no quitar el hambre y que a la hora
de la comida y la cena tengan el suficiente hambre para realizarlas en
condiciones.
En cuanto al comedor escolar, los padres son los encargados de vigilar
los menús. Primero para asegurarse que sus hijos comen lo que deben, y segundo
para complementar la cena con aquellos alimentos que no han comido a la hora de
la comida y así poder realizar una dieta equilibrada. El menú escolar debería ofertar como primeros platos
verduras, legumbres, pasta o arroz y como segundos platos pescados, carnes
magras y huevos con guarniciones de patatas, ensaladas o verduras.
Como postre, deberíamos encontrar frutas y leche o sus derivados (consumir
yogur en estas edades es muy beneficioso ya que en esta etapa son frecuentes
las infecciones y el yogur ayuda en la reparación de la flora intestinal y en
mantener un buen sistema inmunitario).
Es muy importante variar los menús.
Hay que evitar la monotonía que llevaría a la desgana y, por tanto, a no querer
comer. Deben ser técnicas culinarias tradicionales y se deben hacer de una
manera atractiva con diversos colores y texturas que les diviertan.
Ya para finalizar, quiero meterme en un tema que no es del todo
nutricional pero que tiene una estrecha relación. Me refiero a la dentición de
los niños. Hay que asegurarse que se refuerce la dentadura
definitiva mediante la masticación de alimentos duros como la manzana,
zanahoria cruda, frutos secos, etc. Además de ser alimentos duros que van a
ayudar en ese sentido, también son alimentos que contienen minerales y
nutrientes como el magnesio, calcio y flúor, que están íntimamente relacionados
con una salud bucodental. Debemos asegurarnos que nuestros hijos tengan una
buena y sana dentadura porque de lo contrario masticar puede suponer un gran
esfuerzo y desembocar en una situación desagradable que lleve al pequeño a
dejar de comer.
Con esto me despido.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
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