¡Buenos días! Hoy os traemos un postre que tiene como protagonista la zanahoria, así que hoy hablaremos de las
propiedades de esta hortaliza de color tan llamativo.
La zanahoria pertenece a la familia Umbeliferae, especie Daucus. Por lo
general, la parte que se suele consumir es la raíz de la planta; existen dos
variedades: una silvestre que forma una raíz dura y leñosa que da lugar a un
producto no apto para el consumo, y la variedad que se cultiva muy apreciada
por su sabor suave y dulce.
Posee un alto contenido en agua, casi un 90%, seguido de un alto contenido en hidratos de carbono y fibra, tanto soluble como insoluble, sin olvidarnos de los carotenoides.
Como
se puede observar en la siguiente tabla, dentro de su contenido en minerales destacan el contenido
en potasio, fósforo, magnesio y calcio. Gracias a su contenido en
potasio ayuda a la eliminación de toxinas, mientras que el contenido en fósforo
y magnesio aseguran un adecuado funcionamiento de nuestro sistema nervioso
además de intervenir este último en otras funciones como moderar la contracción
y relajación de los músculos.
Con respecto a las vitaminas,
posee un contenido apreciable de vitaminas del grupo B, sobretodo B3 y B9,
favoreciendo así una correcta asimilación de las grasas, proteínas e hidratos
de carbono. También destaca su contenido en vitamina C, vitamina muy importante ya que interviene en múltiples
procesos, es un gran antioxidante y ayuda en el proceso de mejora y tratamiento
de gripes y resfriados.
Por último, la vitamina de especial
interés en este alimento es la vitamina A.
La zanahoria es una hortaliza rica en carotenos, precursores de esta vitamina,
más concretamente hablamos de beta-carotenos, es el componente que le
proporciona a la zanahoria ese color naranja tan característico. Una zanahoria mediana cubre el 100% de las necesidades de
la vitamina A.
Se han estudiado sus múltiples propiedades, y
entre ellas destaca su participación en la prevención de cáncer, sobre todo de pulmón. Es un poderoso antioxidante por lo
que también protege de la acción de los radicales libres, previniendo así el
envejecimiento celular y favoreciendo el buen estado de las arterias, previene
también la aparición de cataratas y la disminución de la visión nocturna.
Aun así, hay que tener cuidado.
Por su carácter antioxidante es un elemento que tiende a acumularse en zonas donde existe una mayor
concentración de oxígeno, como es el caso
de los alveolos pulmonares, es por esto que es preferible consumir los
carotenos de la dieta y evitar su suplementación sobretodo en personas
fumadoras, ya que debido a esta tendencia su acción puede derivar en lo que se
pretende prevenir, cáncer de pulmón.
Por su contenido en fibra mejoran el tránsito
intestinal, facilitan la digestión de las grasas, previniendo así problemas de
colesterol como la arterioesclerosis.
Una mejora del tránsito intestinal previene el
estreñimiento y otros problemas graves como diverticulosis, cáncer de colon y
episodios críticos de diverticulitis.
La
zanahoria, como la mayoría de las hortalizas, se recomienda comerla cruda para
aprovechar así todas sus buenas propiedades sin pérdidas debido a procesos de
transformación culinaria.
Como dato curioso, el zumo de zanahoria se ha
empleado desde la antigüedad como remedio para la eliminación de parásitos
intestinales.
Bien, bien, bien. Ahora prosigamos con nuestro Bizcocho de zanahoria
- 4 zanahorias (medianas)
- 3 huevos
- 200 gr. de azúcar
- 200-250 gr. de harina
- 1 sobre de levadura química
- 1 vaso de aceite, preferiblemente girasol (250mL aprox.)
- Condimentos para dar sabor y aroma, a elección y en la cantidad deseada (aunque yo no aconsejaría pasarse): canela molida, vainilla, jengibre molido, cardamomo...
Precalentamos el horno a 175oC más o menos, sin olvidaros del
consejo que os dimos ya con el anterior bizcocho.
Lavamos
las zanahorias y las rallamos o picamos, según el gusto (a mí me gusta todo muy
picadito, así que me cogí el picador de cebolla y ahí que metí todo y lo piqué
bien). Reservamos.
Separamos las claras de las yemas; echamos las yemas en un bol junto con
el azúcar y batimos bien con las varillas. Posteriormente, agregamos el vaso de
aceite y mezclamos todo muy bien. Incorporamos las zanahorias picadas y
seguimos mezclando.
A continuación, agregamos poco a poco la harina tamizada. La cantidad de
harina puede variar mucho, si queremos que nos quede más esponjoso habrá que
echar alrededor de 200 gr., por el contrario, si lo preferimos más mazacote,
estará bien agregar 250 gr. Yo, personalmente, agregué 200 gr. Ir batiendo con
las varillas evitando que se formen grumos. Cuando hayamos terminado con la
harina, sólo falta incorporar el sobre de levadura.
Subimos las claras al punto de nieve firme y las echamos a la mezcla. Por
último, añadimos el resto de condimentos que queramos. En mi caso, escogí
canela y jengibre pero estoy convencida que con otros condimentos, como nueces,
almendras, vainilla, cardamomo, etc., quedará igual de bueno.
En un molde, ponemos papel vegetal, engrasado con un poco con aceite, o
en su defecto, mantequilla. Vertemos la mezcla en el molde y lo metemos en el
horno, dejándolo cocer durante 30-40 minutos, según el tipo de horno.
Importante no abrir el horno hasta que el bizcocho esté dorado para asegurar
una correcta cocción. Para saber si el bizcocho se ha hecho bien, al finalizar
el tiempo, pinchamos con un cuchillo o un palillo en el centro, si sale limpio
entonces lo podemos sacar del horno.
Y... ¡listo para comer! La
verdad es que se trata de una buena forma de, de alguna manera, comer zanahoria
si no nos gusta de otra manera.
Seguro que hay muchas variaciones de esta receta. ¿Por qué no nos contáis
como lo hacéis vosotros?
Quiero darle las gracias por pasarme esta receta a Eva, nunca había
probado este tipo de bizcocho hasta que ella me lo enseñó y... ¡he quedado
encantada!
Saludos a todos nuestros lectores.
Realizado por Tamara Valencia Dueñas y Cristina Vallespín
Escalada
Al ver vuestra receta me parecio muy apetitosa y me puse manos a la obra.
ResponderEliminarEsta buenisimo, me sorprendio lo suave y jugoso que es.
Mis felicidades por vuestro blog donde aprendo mucho.
Lo que sorprende de esta receta es el sabor casi inexistente de la zanahoria. De ahí que sea una buena forma de comer zanahoria si no te gusta de otra forma. Pero sin abusar.
ResponderEliminarUn saludo!!! :D