¡Buenos días! A menudo sucede que a pesar de que conseguimos llevar una
alimentación equilibrada no es suficiente para conseguir el peso ideal o no
conseguimos quitar ese michelín que parece querer quedarse con nosotros… ahí es
donde entra en juego un elemento que nos va a ayudar a bajar el porcentaje de
grasa y, en ocasiones, conseguir aumentar la masa magra (músculo), seguro que
ya sabéis a que me estoy refiriendo… exacto, al ejercicio.
Antes de meternos en materia y consejos, quiero aclarar que puede
producirse una pérdida de volumen y de masa grasa pero no de peso; no
preocuparos, esto se debe a que estamos consiguiendo no sólo eliminar la grasa sino que
también estamos creando músculo.
Cualquier actividad requiere energía,
esta energía proviene de los hidratos de carbonos, de las grasas y en menor
medida de las proteínas. La glucosa es un potente combustible que nos ayuda a
realizar las funciones vitales y, en el caso de realizarlo, el ejercicio
físico. Es el componente de mejor disponibilidad ya que las grasas necesitarían
ser transformadas y, en el caso de las proteínas esta transformación se vuelve
mucho más compleja, es por esto que se recurre a las proteínas sólo en aquellos
casos en los que las reservas de hidratos y de grasas estén agotadas.
Cuando se realiza ejercicio físico intenso y de forma regular se tiende a
recomendar un ligero aumento en el consumo de proteínas ya que van a
ayudar a cubrir las necesidades proteínicas, esto no significa que un mayor
consumo de proteínas vaya a dar como resultado una mayor producción de proteína
corporal (músculo). Debemos tener en cuenta que un elevado consumo de proteínas
no sólo no nos va a beneficiar sino que además puede tener como consecuencia
una mayor producción de urea y ácidos no metabolizables, la proteína tiene como
principal producto de desecho compuestos nitrogenados tóxicos cuya
concentración excesiva en el cuerpo produce problemas de salud como uricemias,
gota... Una elevada concentración de estos ácidos no metabolizables aumentan
las necesidades hídricas (beber más agua). Se crea una acidosis que tiene como
consecuencia una descalcificación ósea; es decir, perdemos hueso.
Existen tres tipos de ejercicios:
- El llamado aeróbico: son ejercicios que mejoran la resistencia cardiovascular, son ejercicios de intensidad moderada que se realizan durante períodos de tiempo largos. Serían aquellos del tipo caminar, correr, jugar al tenis…
- Ejercicio anaeróbico: aumentan la masa muscular, son aquellos ejercicios de intensidad elevada en cortos plazos de tiempo. Son, comúnmente, ejercicios de fuerza, tipo pesas.
- Ejercicios de flexibilidad: aquí entrarían los ejercicios de estiramiento, que mejora la capacidad de movimiento de los músculos y articulaciones, protegiéndolos de lesiones. Se recomiendan hacerse antes de realizar cualquiera de los otros tipos de ejercicios.
Estos son ejercicios que al combinarlos resultan el aliado perfecto para
conseguir mantenerse en forma.
Con
respecto a los efectos del ejercicio físico sobre la salud, no solo implica
tener un cuerpo “bonito”, nos ayuda a mantener el peso, adquirir una postura
adecuada, erguida… Son beneficios que se pueden apreciar visualmente pero a
nivel de salud:
- Ayuda en el control de la presión arterial, en aquellas personas hipertensas o con propensión a serlo, una actividad física regular ayuda a reducir tanto la presión sistólica como diastólica. Mejora nuestro sistema vascular y regula el flujo sanguíneo cerebral.
- Controla los lípidos en sangre, favoreciendo la prevención de arterioesclerosis y enfermedades coronarias, aumenta el colesterol HDL (colesterol “bueno”) y favorece la disminución del colesterol LDL así como los niveles de triglicéridos plasmáticos.
- Fundamental para el control de la diabetes mellitus tipo II, aumenta la sensibilidad de los receptores de insulina de las células así como facilitando la entrada de glucosa a la célula.
A
nivel psicológico se ha demostrado que realizar ejercicio con regularidad
estimula la secreción de ciertas hormonas que influyen directamente en nuestro
estado de ánimo, estamos más contentos y con una actitud más positiva ante
posibles problemas que nos puedan surgir.
En conclusión, el ejercicio es
fundamental en nuestra vida diaria, posee múltiples beneficios físicos,
psíquicos y fisiológicos, por esto se recomienda hacer diariamente ejercicio
moderado durante 30 minutos, este ejercicio no tiene
que suponer un gran esfuerzo porque podemos coger una rutina diaria y muy
simple: ir andando a trabajar, o a una parada de autobús o metro algo más lejos
que la que tenemos al lado de casa, a la vuelta bajarse una parada
antes(siempre que se pueda), ir a dar un paseo por lo menos durante 20 minutos,
subir y bajar las escaleras en vez de coger el ascensor, bailar mientras
hacemos los quehaceres domésticos… Son pequeñas actividades de la vida
cotidiana que nos pueden ayudar no solo a mantener el peso, sino a tener una
actitud más positiva ante la vida, algo que… en los tiempos que corren es muy necesario
para afrontar nuestro día a día. Y no te olvides de seguir una alimentación
equilibrada.
Nos vemos en próximos artículos. Un saludo :)
Realizado por Tamara Valencia
Dueñas
Muy bueno ,seguid así:)
ResponderEliminarMuchas gracias María, nos alegra que te haya gustado.
EliminarSaludos. :)
Estupendo artículo. La verdad que deberíamos hacer ejercicio todos los días, si no se puede ir a un gimnasio, por lo menos andar mínimo 30 minutos. Bsos para todo el equipo
ResponderEliminarMuchas gracias María, por seguirnos día a día.
EliminarSaludos. :)