¡Buenos días! En el post del calcio hicimos referencia a una enfermedad
que cada vez es más frecuente en la población, la artritis
reumatoide. Así que he decidido hoy profundizar un poco más en el
tema.
Esta enfermedad afecta al 0,3-1% de la población lo que supone 100-200
millones de personas afectadas por esta enfermedad. En
España afecta al 0,5% de la población adulta.
Además, existen diferencias entre la población afectada dependiendo del
país, región, edad e incluso sexo. Es
un problema tres veces más frecuente en mujeres que en hombres, y
más frecuentes a mayor edad de la población.
La artritis es una enfermedad
crónica-degenerativa, debido a un trastorno autoinmune que
en su origen viene influenciado tanto por factores genéticos como otros
factores de tipo ambiental o hábitos de vida. Provoca una inflamación en la
membrana sinovial, que es una membrana situada en las distintas articulaciones
y protege los cartílagos de las mismas. Esta inflamación cursa con dolor,
hinchazón de la zona y sensación de rigidez, síntomas que, aquellos que lo
padecen, saben que suele darse por la mañana.
Si esta inflamación persiste, ocasiona
daños en el hueso con la consecuente aparición de
pequeñas erosiones. Por lo general, las zonas más afectadas suelen ser muñecas,
manos, pies, caderas, rodillas y tobillos.
Como hemos dicho antes, entre sus factores causantes nos encontramos:
- Factores genéticos: existen varios genes implicados, alelos causantes de la predisposición de la persona a padecer esta enfermedad.
- Antecedentes familiares: siempre la carga genética es un factor predisponente, pero debemos aclarar que no es determinante en la aparición de esta enfermedad.
- Factores no genéticos: entre los cuales encontramos infecciones, hormonas femeninas, tabaco, estrés, obesidad, hábitos alimentarios, etc.
Por lo general, esta enfermedad se ve
influenciada por el estado emocional, y es por esto que una situación de estrés puede
ser el desencadenante de los primeros síntomas y de temporadas en el que el
dolor y la rigidez se vean intensificados.
Estos primeros síntomas son de origen articular que, como hemos dicho
anteriormente, cursan con dolor, inflamación y rigidez, siendo los primeros
afectados articulaciones pequeñas como las manos y los pies, y poco a poco se
va extendiendo a muñecas, codos, rodillas… Como efectos secundarios a estos
síntomas tenemos un malestar general, pérdida de apetito, cansancio (debido a
los dolores sufridos durante la noche).
En este punto, debemos aconsejar evitar posiciones extrañas
(por ejemplo sentarse en el sofá en una postura a medias entre sentado y
tumbado, u otras posiciones algo más “contorsionistas”) en apariencia pero que
tienden a calmar el dolor ya que no implica la solución al problema, al
contrario, puede provocar daños en el músculo o atrofia, e incluso en el tejido
óseo.
Según avanza la enfermedad, los movimientos se van viendo dificultados y
se produce una deformación esquelética partiendo de las articulaciones
afectadas. Se puede prevenir con un tratamiento a tiempo, así se limitará la
progresión de las lesiones articulares y las deformaciones esqueléticas.
Hasta ahí la afectación articular, pero al ser una enfermedad autoinmune
que cursa con inflamación puede afectar a otros tejidos y órganos. Estas
afecciones suelen producirse en etapas más avanzadas de la enfermedad y
especialmente frecuente en aquellas personas portadoras del factor reumatoide,
que es un autoanticuerpo presente en el 80% de los afectados.
Las manifestaciones más destacables son la vasculitis, los nódulos reumatoides
y las que afectan a algunos órganos o tejidos en concreto, en particular el
corazón, los pulmones, los ojos y la sangre.
La afección del corazón o la aparición de los nódulos reumatoides casi
siempre derivan de la vasculitis. Esta última manifestación está producida por
la propia enfermedad autoinmune, debido a la presencia de tejido conectivo en
los vasos sanguíneos que son la diana perfecta para los autoanticuerpos que el
sistema inmune fabrica. Afecta particularmente a los vasos sanguíneos más pequeños
y es muy peligroso por el riesgo de obstrucción de dichos vasos.
El tratamiento nutricional consiste en
controlar la inflamación y otros problemas comunes derivados, como alergias o malabsorción intestinal.
Para la inflamación, el mejor aliado son los antiinflamatorios naturales, los omega 3 presentes, como ya hemos dicho en posts anteriores, en
pescados de aguas frías (pescados azules) como el salmón o en el aceite, sobre
todo de lino.
También se recomiendan alimentos ricos en
carotenos, como la zanahoria o el brócoli. Además de vitaminas A, C, E, D, B12 y minerales como el zinc y el selenio, magnesio o manganeso.
Evitar las grasas saturadas de carnes rojas,
embutidos, etc..., y reducir el consumo de lácteos.
Con el avance de la enfermedad, el dolor tiende
a causar falta de apetito, de ahí podemos deducir que entramos en un problema
de nutrición, con déficits de muchos nutrientes. La alimentación se
descompensa. Además, si la articulación de la mandíbula se ve afectada, se va a
limitar la apertura de la misma y, por tanto, a dificultar la ingesta cuyo
final derivaría en problemas de desnutrición, malabsorción y déficits de
nutrientes.
Existe otro problema asociado, el síndrome
de Sjögren, el cual cursa con falta de secreción salival y sequedad de ojos; por esto, se debe mantener una hidratación adecuada,
estimular la secreción de saliva y, si se precisa, recurrir a la medicación
adecuada.
Por lo tanto, evitar el estrés todo lo posible,
dormir entre 8-10 horas, para paliar la rigidez matinal recurrir al baño de
agua caliente, evitar estar de pie de forma prolongada, y llevar una
alimentación equilibrada y una hidratación adecuada.
Antes de despedirme quería aclarar las
diferencias entre artritis y artrosis:
Fuente:
www.amapar.org
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La artrosis como podéis observar es mucho más frecuente. Su forma de
diagnóstico es más simple y está más asociado a factores genéticos y de cambios
hormonales, como la menopausia.
La rigidez es más acusada en la artritis siendo más intensa al levantarse,
y el dolor más prolongado, además no mejora con el reposo.
Con esto me despido. Nos vemos en el próximo post. :)
Realizado por Tamara Valencia Dueñas
Gracias por explicarla para que la podamos entender, en verdad es una enfermedad horrible y dolorosa.
ResponderEliminarComo siempre con vosotros aprendemos mas cosas .
Nuestra intención es llegar a todo el mundo con explicaciones sencillas. Nos alegra que hayas entendido bien la enfermedad, que como bien dices es dolorosa, y al ser degenerativa y crónica la tendremos siempre con nosotros.
EliminarMuchas gracias por tu apoyo.
Un saludo muy grande del Equipo de Nutrición a las 6.