¡¡Buenos días!! El mes pasado en “Nutrición en las diferentes etapas de
la vida” tratamos el tema de los desórdenes alimentarios, por ello queremos
profundizar en los dos tipos de TCA que más se suelen tratar y diagnosticar, la
anorexia y bulimia nerviosa.
Este post va a estar dedicado a la anorexia
nerviosa exclusivamente,
pudiendo conocer la bulimia el próximo mes.
Pero antes de empezar a hablar de la anorexia nerviosa, desde ahora AN,
debemos empezar por lo básico, y es saber
qué son los trastornos de la conducta alimentaria o TCA.
Los trastornos de la conducta alimentaria son un grupo de
enfermedades o trastornos psiquiátricos, que se asocian con importantes
complicaciones médicas que pueden presentarse en edades muy
tempranas y, en algunas ocasiones, llegar a ocasionar la muerte.
Por ello, es muy importante realizar un abordaje multidisciplinar utilizando
todos los recursos humanos disponibles y contando con profesionales
cualificados para tratar este tipo de patología.
Una de las formas para clasificar los TCA con mayor prevalencia es la
siguiente:
- Anorexia Nerviosa de tipo restrictivo o compulsivo/purgativo.
- Bulimia Nerviosa de tipo purgativo o no purgativo.
- Trastornos de la conducta alimentaria no especificados, trastornos atípicos que no cumplen los criterios de los trastornos específicos.
Como en muchos otros trastornos psiquiátricos, se desconoce la etiología
o causa principal para llegar a padecer un TCA. Aunque, en la actualidad
prevalece la teoría de que son muchos los factores que desencadenan y mantienen
este tipo de trastornos, siendo dos condiciones imprescindibles para que una
persona sufra un TCA.
En
primer lugar, una presión cultural que aúna la abundancia y disponibilidad de
alimentos con la cultura de la delgadez y el rechazo a la gordura. Anorexia y bulimia son precipitados en un 98% por una dieta restrictiva. En
segundo lugar, una predisposición o “vulnerabilidad psíquica”, que puede estar condicionada por diversas situaciones, como el
desarrollo anormal de la personalidad, antecedentes familiares de TCA, abuso de
alcohol, trastornos afectivos o graves crisis personales. Otros factores, como
la propia delgadez, la hiperactividad o un mal enfoque terapéutico pueden
actuar como mantenedores del trastorno.
Después de conocer un poco en qué consisten los TCA,
pasamos a conocer la patología que tratamos hoy, ¿qué
es la anorexia nerviosa?
La AN es un trastorno grave de la conducta
alimentaria en la que la
persona presenta un peso inferior al que sería óptimo para su edad, sexo y
altura. El peso disminuye por la práctica
de ayunos o por la disminución extrema de las raciones de comida, especialmente
de la que piensan que engorda; no deja de ser una enfermedad psiquiátrica con
una distorsión del peso real. Alrededor del 50% de las personas que lo sufren
usan también el vómito autoinducido, el abuso de laxantes y/o diuréticos y el
ejercicio extenuante para perder peso. Por ello, la AN se puede clasificar
según el tipo:
- Restrictiva, con disminución de la ingesta.
- Compulsivo/purgativo, con el uso de sustancias purgativas o que inducien el vómito.
Hay que tener muy en cuenta que en la AN
la extrema delgadez provoca un cuadro de desnutrición que afecta a órganos vitales, por lo
que podemos llegar a observar en los pacientes hipotermia, bradicardia,
arritmias, hipotensión y/o hipoglucemia, síntomas que en algunas ocasiones
(sobre el 5-10 % de los casos) pueden llegar a provocar una parada cardíaca y
la muerte.
Aunque la AN no es una patología exclusivamente
femenina, la inmensa mayoría de los casos se registran en niñas o chicas en
edad adolescente. Esa es la razón por la cual se suele hablar de este trastorno
en femenino.
Desde el punto de vista clínico, la AN puede
identificarse por la pérdida de peso. La paciente está más solitaria y triste,
utiliza ropa amplia, disimula durante la comida, se levanta después de comer
para ir al servicio, está nerviosa e hiperactiva.
La triada clínica de la AN se caracteriza
por la pérdida de peso, la distorsión de la imagen corporal y la amenorrea.
La amenorrea es el síntoma que provoca
mayor preocupación en las pacientes con AN.
Las causas de amenorrea son la malnutrición, la disminución de la ingesta de
calcio, el déficit de estrógenos, el exceso de glucocorticoides, la influencia
de la leptina en la formación ósea (estimula los osteoblastos e inhibe los
osteoclastos) y la disminución IGF-I. De entre las citadas anteriormente, la
causa principal de la amenorrea es la desnutrición que desaparece cuando se recupera el IMC que se considera
normal.
Además, una amenorrea superior a los dos años de duración
provoca descalcificación ósea y requiere un seguimiento y tratamiento con
calcio y vitamina D. Cuando se recupera el IMC y la masa grasa, la osteoporosis
revierte.
¿Cómo se llega a diagnosticar la AN?
Hay diferentes criterios para el diagnóstico,
ya he mencionado anteriormente la triada clínica, pero apoyándonos en los
criterios de la OMS podemos llegar a diagnosticar la AN según:
Pérdida significativa de peso (IMC menor de
17,5). Los enfermos prepúberes
pueden no experimentar ganancia de peso propia del crecimiento.
- La pérdida de peso está originada por el propio enfermo, a través de evitar el consumo de “alimentos que engordan” y uno o más de los síntomas siguientes: vómitos autoprovocados, purgas intestinales autoprovocadas, ejercicio excesivo y consumo de fármacos anorexígenos o diuréticos.
- Distorsión de la imagen corporal. Consiste en una psicopatología específica caracterizada por la persistencia con el carácter de idea sobrevalorada intrusa de pavor ante la gordura o flacidez corporal. El paciente se impone a sí mismo el permanecer por debajo de un límite mínimo de peso corporal.
- Trastorno endocrino generalizado que afecta al eje hipotálamo-hipofisario-gonadal. En la mujer se manifiesta como amenorrea y en el varón como pérdida de interés y potencia sexual. Una excepción aparente la constituye la persistencia de sangrado vaginal en mujeres anoréxicas que siguen una terapia hormonal de sustitución con píldoras anticonceptivas. También pueden presentarse concentraciones altas de la hormona del crecimiento y cortisol, alteraciones del metabolismo periférico de la hormona tiroidea y anomalías en la secreción de insulina.
- Si el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de las manifestaciones de la pubertad o incluso se detiene (cesa el crecimiento; en las mujeres no se desarrollan las mamas y se produce lo que se denomina amenorrea primaria, en los varones persisten los genitales infantiles). Si se produce una recuperación, la pubertad suele completarse pero la menarquía es tardía.
Después de conocer el diagnóstico de la patología es importante ver el
tratamiento que se realiza. ¿Qué tratamiento se sigue?
Se sigue un tratamiento multidisciplinar, que cuenta con médicos, psiquiatras, psicólogos,
nutricionistas…
El tratamiento nutricional normalmente se
sigue de manera ambulatoria, tanto con
revisiones periódicas o desde centros de día en algunos hospitales, donde se
administra una alimentación y un seguimiento adecuado.
Pero si existe riesgo para la salud del
paciente se opta por el ingreso hospitalario y tratamiento inicial con nutrición artificial.
El primer y más importante punto es ayudar a
los pacientes a darse cuenta de que tienen un serio problema y motivarles a
seguir el tratamiento, dentro de este punto entra tanto la ayuda de la familia
que se deben volcar mucho en ellos, como la de los profesionales. El segundo
paso, y también importante, es el de restablecer el peso saludable para revertir
toda la sintomatología que produce la desnutrición, seguido del tratamiento psicológico, siendo más
eficaz el cognitivo-conductual, cuyos objetivos se basan en:
- Comprensión y colaboración en la rehabilitación física y nutricional.
- Progresivo cambio de actitudes y comportamientos disfuncionales asociados al trastorno de alimentación.
- Mejora del comportamiento interpersonal y social.
- Detección y tratamiento de la comorbilidad psiquiátrica y conflictos psicológicos que favorecen el mantenimiento del trastorno.
- Iniciar y mantener una alianza terapéutica fundamentada en el apoyo y la consecución de objetivos.
- Coordinar cuidados y colaboraciones con otros clínicos.
- Monitorización y manejo de síntomas y comportamientos anoréxicos.
- Monitorización y manejo de la situación psiquiátrica del paciente y su seguridad.
- Promover el apoyo a los familiares para el manejo de síntomas, sobretodo en adolescentes.
Con esto me despido, esperando que hayáis conocido un poco más esta
patología que se clasifica dentro de los TCA, y no deja de ser una patología
grave, que debería ser siempre tratada de la mejor manera posible desde un equipo multidisciplinar, como
desde aquí hemos pedido en numerosas ocasiones.
¡¡Un saludo!!
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Hola Jorge, soy José de Alájar (Huelva), a `partir de ahora sigo tu blog, y te dejo el mio para podernos ayudar mutuamente en la difusión, http://www.rustikalnolimits.com/ , amm!!! y enhorabuena buen trabajo!!!!
ResponderEliminarHola José,
EliminarGracias por seguirnos y comentarte que ya estás en el apartado de páginas amigas. Enhorabuena a ti también por tu trabajo y tu blog.
Un saludo.
El equipo de Nutrición a las 6
Muy buen post.
ResponderEliminarEs una enfermedad muy complicada de tratar. Convivo día a día con ella, puesto que trabajo en un centro de día, y pienso que un tratamiento multidisciplinar (que no siempre se lleva a cabo) es de lo más importante.
Enhorabuena por vuestro blog.
Muchas gracias Merce!!
EliminarTienes toda la razón, es muy importante contar con un amplio equipo multidisciplinar en este tipo de patologías y un seguimiento continuo, debido a lo complicada que llega a ser esta enfermedad, más sabiendo que pueden darse recaídas.
Un saludo :)
El equipo de Nutrición a las 6.