¡¡Buenos
días!! La semana pasada presenté la primera parte del Síndrome del
Intestino Corto, y conocimos un poco en que consiste. Aquí está la segunda
parte, después de conocer un poco la patología y en qué consiste, vamos a uno
de los pilares fundamentales: el tratamiento nutricional, que como veremos no
es nada fácil.
Dentro del tratamiento, nos vamos a centrar en unos objetivos, que son:
- Controlar la diarrea.
- Que las heces estén semiformadas.
- Mantener el equilibrio hidroelectrolítico.
- Mejorar el estado nutricional.
- Prevenir y tratar las complicaciones asociadas.
Los pacientes con resecciones cortas, menos del 50% de intestino,
presentan diarrea sin esteatorrea (grasa en las heces). Generalmente toleran bien la resección y no precisan de
intervenciones nutricionales significativas y, por tanto, no
necesitan nutrición parenteral, es decir, no es necesario alimentar a la
persona a partir de nutrición artificial por acceso venoso. Para su control es
necesario cuantificar las pérdidas fecales de grasa y electrolitos.
Si la resección oscila entre el 50-75%, el paciente necesita de
modificaciones dietéticas, nutrición parenteral de corta duración, suplementos
orales de vitaminas y minerales y medicamentos para mejorar su absorción. En
general, los pacientes con una longitud de intestino remanente superior a 60-90
cm y con función del colon intacta, o con un intestino remanente de más de 100
cm si la función del colon está alterada, pueden adaptarse y serle retirada la
nutrición parenteral.
Si la resección es superior al 75%, normalmente será necesaria
la nutrición parenteral de larga duración.
De forma general, el tratamiento nutricional va a pasar por 3
fases:
- Fase I – diarrea profusa.
- Fase II – adaptación intestinal.
- Fase III – adaptación intestinal completa.
Comienza en el postoperatorio inmediato, su
duración es corta en el tiempo, suele durar entre 2 y 4 semanas, aunque puede
llegar a 2 o 3 meses.
La diarrea profusa se acompaña de una pérdida importante de agua
y electrolitos, así como de diferentes nutrientes. Por
tanto, los problemas principales se relacionan con el balance de líquidos y
electrolitos, requiriendo los paciente reposición hidroelectrolítica (agua,
magnesio y calcio) por vía venosa.
La nutrición que se administra es nutrición parenteral durante un
tiempo variable dependiendo de la gravedad, exigido por la disminución de la
superficie absortiva, por el incremento de la velocidad de tránsito intestinal
y a veces, por la existencia de hiperacidez gástrica que inactiva las enzimas
pancreáticas. Cuando el segmento intestinal residual es menor de 60 cm no
se puede mantener una absorción adecuada de nutrientes y se requiere nutrición parenteral a largo plazo.
Para disminuir la diarrea y pérdida de líquidos se actuará
farmacológicamente con:
- Inhibidores de la bomba de protones, se usa para disminuir las secreciones gástricas debidas al estado de hipergastrinemia. Se administra para evitar la enfermedad peptídica secundaria y mejorar la diarrea.
- Loperamida, codeína y octeotride (inhibe la secreción gástrica y pancreática), son fármacos antisecretores y antiperistálticos, que se pueden usar para combatir la diarrea.
Durante
esta fase se producen cambios morfológicos y funcionales en el intestino
remanente, que permiten una compensación parcial del déficit digestivo y
absortivo que se había generado tras la resección. Clínicamente se traduce por
una mejoría paulatina de la diarrea.
Cuando se inicien movimientos intestinales y la diarrea sea
menor de 2000 ml/24h, se puede comenzar a simultanear nutrición parenteral y
nutrición enteral o por vía oral, con el fin de obtener los beneficios
derivados de los efectos tróficos y funcionales digestivos que ella
desencadena. La transición puede durar largo tiempo, y constituyen
contraindicaciones para seguir el avance en la alimentación, un incremento en
el volumen de heces mayor del 50%, la expulsión de más de 40-50 ml/kg/día por
la ostomía o si hay malabsorción de carbohidratos.
La
nutrición enteral será a debito continuo (de forma continuada durante 24
horas), para gradualmente a la par que se incrementa el aporte calórico,
administrarla en forma fraccionada o discontinua. La nutrición enteral se suele
iniciar por medio de dietas elementales o químicamente definidas, si bien no se
cuenta con evidencia de que sean más eficaces que los alimentos normales.
La
dieta oral debe avanzar igualmente con raciones pequeñas y frecuentes de
alimentos sólidos. La infusión de nutrición parenteral se disminuye poco a poco
conforme la ingesta oral se incrementa. El aporte por vía venosa puede
reducirse cuando la ingesta calórica oral empieza a exceder 1000 kcal/día sin
que la diarrea se agrave.
En
cuanto a los aportes de nutrientes tendremos en cuenta la energía, proteínas,
hidratos de carbono, grasa, vitaminas y minerales.
Fase III
Comienza cuando el paciente deja la nutrición parenteral. Si la
resección intestinal ha sido menor al 50% y se conserva el colon íntegro, se
suministrará una dieta baja en grasa (no
aceptado por todos) y
pobre en oxalatos. Si la resección intestinal es más amplia, la dieta será más
estricta.
El
final de la adopción de nutrición enteral y nutrición oral dura entre 1 y 2
años. Se dará una nutrición oral cuando tras la resección quede de 90
a 120 cm, y una nutrición enteral cuando sea menor de 90 cm.
También
encontramos factores que aumentan la adaptación del intestino delgado, como es
el caso de la nutrición luminal, la glutamina, la hormona del crecimientos y el
glucagón-like peptide II (GLP-II), aunque hay estudios que no los recomiendan.
Además se empiezan a producir fermentaciones en el colon de hidratos de carbono.
También
se producen cambios morfológicos, con un aumento de la profundidad de las
criptas, un aumento de la altura de las vellosidades y una dilatación y
elongación del intestino remanente. Así como cambios funcionales, con
prolongación del tiempo de tránsito y un aumento de la absorción de nutrientes.
Aunque
ver el tratamiento de forma general en esta patología está bien, lo mejor es
conocerlo adaptándonos al paciente.
Existen tres tipos de pacientes con SIC, en
función del tipo de anastomosis y la presencia o no de colon. El primer grupo lo forman aquellos en los que la
resección afecta a parte de yeyuno, íleon y colon, por lo que tienen una
yeyunostomía terminal, unión del intestino al exterior a través del
abdomen.
Un segundo grupo estaría
formado por pacientes con una resección ileal, a menudo incluyendo la válvula
ileocecal, que tienen por tanto una anastomosis yeyuno-cólica.
Por último, otros
pacientes tienen predominantemente una resección yeyunal, y tienen más de 10 cm
de íleon terminal y colon remanente (yeyuno-ileal).
Este último grupo de pacientes es infrecuente y su manejo es similar a aquellos
con anastomosis yeyuno-cólica, por lo que ambos grupos se engloban dentro del
conjunto de pacientes con SIC y colon preservado.
Por lo cual, el tratamiento nutricional en estos pacientes se basa
en:
Pacientes con
yeyunostomía
- La cantidad de grasa dietética no influye en la masa fecal, en la pérdida de Na por heces, ni en la alta asimilación de energía. Por el contrario, estos pacientes pueden beneficiarse con una dieta relativamente alta en grasas (de menor volumen y menor saciedad, lo que les posibilita ingerir cantidades más altas de energía).
- Dieta rica en Na.
- Dar soluciones glucosadas-salinas 1l/24 h.
- Vitamina B12 a 1 mg cada 2 meses y suplementos de vitaminas liposolubles, Ca, Mg y Zn.
- Si el yeyuno residual es de 100-150 cm, suplementar con fluidos intravenosos y electrolitos (Na, Ca, Mg).
- Si el yeyuno residual es menor a 100 cm, administrar nutrición parenteral suplementaria.
Pacientes con SIC y la mayor parte del colon funcionante, es
decir, pacientes
con anastomosis yeyuno-cólica.
- Dieta hipograsa, disminuye la diarrea, la excreción fecal de Na y la pérdida de ácidos biliares por heces, mejora la absorción de Ca y Mg y disminuye la absorción de oxalatos.
- Dieta alta en carbohidratos, mejora la asimilación de energía.
- Agregar triglicéridos de cadena media, porque son más fácilmente absorbibles.
- Dieta baja en oxalatos.
- Vitamina B12 a 1 mg cada 2 meses y suplementos de vitaminas liposolubles, Ca, Mg y Zn.
- Si el yeyuno remanente es menor de 50 cm, administrar nutrición parenteral suplementaria.
¡¡Saludos!!
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición
Humana y Dietética.
Nutrición y alimentación humana.2aed. Mataix
J. Ergon 2009.
Fisiopatología
aplicada a la nutrición. Planas M., Pérez-Portabella C.
Ediciones Mayo 2006.
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ResponderEliminarHola Jorge! Excelente post! Me pregunto si con 60 cm de intestino delgado (15 de duodeno, 45 de yeyuno) y sólo 7 cm de colon con anastomosis yeyunocólica, un bebé de 10 meses puede llegar a tener una vida normal y más o menos en cuánto tiempo o si necesita un alargamiento intestinal o transplante? Su hígado por el momento no está mal. Sería muy grato si me pudieras ayudar.
ResponderEliminarHola José,
EliminarAnte todo, disculpa haber tardado en darte una respuesta.
Con respecto a tus preguntas, la mejor persona que puede darte una respuesta es un médico, en este caso especialistas en gastroenterología son los que mejor te pueden ayudar.
Los dietistas-nutricionistas podemos asesorar en preguntas relacionadas con la nutrición y alimentación del paciente, pero no en preguntas médicas, ya que son los médicos los que saben sobre el tema, o en su caso un dietista-nutricionista especializado en resecciones intestinales.
Para ello, te aconsejo escribir a la asociación española de pediatría, esperando que desde el comité de nutrición (formado por médicos de gastroenterología) puedan darte una mejor respuesta, el correo electrónico es: cnutricion@aeped.es
O en su caso, buscar la sociedad médica o de nutrición del país de residencia.
Un saludo,
Jorge Ibarra