¡Buenos días! Un viernes más os traemos una receta nueva y, por supuesto, un alimento como protagonista. Hoy hablaremos de la lombarda.
La lombarda (Brassica oleracea variedad capitata subvariedad rubra) es una planta que podemos encontrar bianualmente y que pertenece a la familia de las crucíferas. Es un alimento muy llamativo por su color rojo-violáceo.
Tiene como origen el mediterráneo, se podría decir que sus primeros cultivadores fueron los egipcios y más tarde los griegos.
Los romanos no sólo la utilizaban en sus platos sino que además era una planta destinada a usos medicinales para curar a los soldados. Posteriormente, en la Edad media también se la destinó a usos medicinales por su importante contenido en vitaminas, sales minerales y azufre.
La lombarda es una verdura, y como tal posee las características comunes a estos alimentos. Bajo aporte calórico, nulo aporte de ácidos grasos y fuente importante de fibra.
No obstante, cada alimento posee una composición única que le aporta ciertas propiedades que le distingue del resto, ¿cuáles son las propiedades de la lombarda?
Uno de los elementos que destaca en esta verdura es el aporte de vitamina C, ayudando así a mantener adecuadamente piel, oído y aparato respiratorio, ayuda a prevenir y reducir, llegado el caso, los síntomas del resfriado y, en general, actúa sobre infinidad de procesos importantes para el organismo. Otro elemento que destaca es el de ácido fólico, muy importante para el desarrollo; en especial es fundamental para mujeres embarazadas, asegurando así el correcto crecimiento del niño.
La vitamina C es un potente antioxidante que puede ejercer como protector frente a agentes cancerígenos. Esta vitamina en conjunción con las sustancias fitoquímicas (isotiocianatos e índoles) podrían reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Estas sustancias fitoquímicas tienen la capacidad de inhibir el desarrollo de tumores optimizando el proceso de ciertas enzimas relacionadas con la eliminación de algunos agentes cancerígenos o el bloqueo de su acción.
Además, contiene flavonoides, entre los que destacan los antocianos, cuyo componente más abundante es la cianidina, que confiere el color morado a la lombarda, y la quercetina (aunque en cantidad muy inferior a la del brócoli), flavonoide que actúa como antiinflamatorio y que también parece disminuir el crecimiento de algunos tipos de cáncer.
Ese es uno de los grandes beneficios de este alimento, entre otros muchos. No obstante, existen ciertos efectos adversos para determinadas personas:
- Problemas de gases o digestiones pesadas. En este caso lo mejor es probar a cocinarla con otros alimentos y especias que ayuden con este problema (por ejemplo el hinojo) e incluso probar con otros alimentos de la misma familia (coliflor, brócoli, etc.). Por este problema es importante evitar combinar con otras crucíferas en la misma comida (rúcula, col, brécol, coliflor, etc.), ya que puede resultar muy flatulento.
- Hipotiroidismo: forma parte de los denominados alimentos bociogénicos. En personas predispuestas, puede producir inflamación de la glándula tiroides, impidiendo de esta forma la asimilación del yodo y dando como consecuencia un hipotiroidismo. Estas personas pueden tomar estos alimentos pero con moderación.
- En personas con problemas renales: en crudo, este alimento tiene un alto contenido en compuestos azufrados que puede irritar el tejido renal. Por lo general, las plantas crucíferas también tienen una gran capacidad para absorber del suelo las purinas que se transforman en ácido úrico en el organismo. Una ingesta elevada de este alimento en personas con problemas de riñón o dificultad para eliminar este compuesto podría ser perjudicial.
- ½ lombarda de tamaño pequeño
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Sal
Lo primero que vamos a hacer es poner la olla con agua a fuego normal hasta que cueza. Mientras, cortamos la lombarda en trozos pequeños, la lavamos bien y escurrimos.
Cuando el agua esté bien caliente ponemos la lombarda, sal, y tapamos. Dejamos cocer durante aproximadamente 15-20 minutos, hasta que veamos que la lombarda está blanda.
Escurrimos en un escurridor y reservamos.
A continuación, en una sartén echamos aceite y salteamos los ajos; cuando veamos que están dorados, añadimos la lombarda y removemos bien durante unos minutos.
¡¡Ya está lista!! Servimos bien caliente y cada uno la puede aderezar a su gusto, se puede echar un poco de vinagre, añadir junto a los ajos pasas y piñones…
Esperamos que os guste esta deliciosa receta con una hortaliza de temporada.
¡¡Un saludo!!
Realizado por Tamara Valencia Dueñas y Jorge Ibarra Morato
Fuentes
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