Coliflor rebozada

Escrito por nutriciónalas6 el viernes, 24 de enero de 2014 | 6:00:00

¡Buenos días! Por fin viernes, y como cada viernes comenzamos el día con una nueva receta y un alimento protagonista, hoy hablaremos de la coliflor.
La coliflor pertenece a una gran familia formada por más de 300 géneros y 3000 especies atendiendo a la zona en la que se cultive, adaptándose al medio y condiciones climáticas de la región; esta familia de la que hablamos es de las coles, género Brassica, al que pertenecen otros alimentos como el brócoli, la col, la lombarda o el repollo. De la coliflor se suele consumir la inflorescencia. 
Aunque hoy en día la coliflor es cultivada en todo el mundo, proviene de Oriente Próximo, siendo introducida en Europa desde Turquía hacia el siglo XVI.
Podemos encontrar numerosas variedades de coliflor. Atendiendo a la estación en la que maduran tenemos:
  • Coliflores de invierno: en este grupo encontramos una amplia variedad, y es que las coliflores de invierno podrían clasificarse en tempranas, medias y tardías abarcando así los meses de Noviembre (tempranas), Enero (medias), Marzo (tardías). El período es largo por eso encontramos tanta variedad (Kangaroo, Canberra, Primus o San José).
  • Coliflores de primavera: cultivadas en climas fríos y recogidas durante la primavera y principios de verano.
  • Coliflor de verano y de otoño: puede cultivarse en climas más cálidos que las de primavera y su período de recolección es entre Mayo y Noviembre.
Podemos clasificarlas también por su color, que va a variar en función del modo de cultivo y, por tanto, de sus propiedades. De esta forma distinguimos entre coliflor blanca, verde y morada.
  • Coliflor Blanca: es la más común y más utilizada. Se cultiva tapada con las hojas que la rodean impidiendo así el paso de los rayos de sol y a su vez la formación de clorofila (de ahí que sea de color blanco), por esto pierde propiedades y sustancias como la vitamina C que se encuentra en menor proporción.
  • Coliflor verde: esta variedad si se expone al sol y por tanto sí contiene clorofila.
  • Coliflor morada: esta variedad debe su color a la presencia de antocianinas, un potente antioxidante.

Este alimento, como la mayoría de verduras y hortalizas, contiene una gran cantidad de agua además de vitaminas y minerales y muy pobre en grasas y proteínas. No debemos olvidarnos de su alto contenido en fibra muy importante para el control del estreñimiento, reducir los niveles de colesterol en sangre y de glucosa.
Como hemos dicho, la coliflor es un alimento rico en vitaminas y minerales. Las vitaminas son sobre todo antioxidantes, que nos ayudan en la acción contra los “radicales libres” evitando que nuestro organismo se “oxide”. Uno de los antioxidantes más potentes es la vitamina C, muy presente en las coles y sobre todo en la coliflor verde, como hemos mencionado antes.
Otro elemento a destacar son los folatos o ácido fólico, tan importante en los procesos de desarrollo y crecimiento y fundamental para las embarazadas, más concretamente para el correcto desarrollo del feto evitando problemas y malformaciones tan graves como la espina bífida.
Por otra parte, si se consumen anticonceptivos orales hay que tener en cuenta que interfieren en la metabolización de los folatos pudiendo producir carencias y, como consecuencia, acabar en anemia. En este caso sería necesaria la suplementación o controlar muy bien la alimentación.
También nos encontramos con un contenido apreciable de vitaminas del grupo B, especialmente vitaminas B1, B2, B3 y B6, vitaminas muy relacionadas con el sistema nervioso e inmunitario.
En cuanto a su contenido en minerales, destacan el fósforo y el potasio seguidos de calcio y magnesio.
El potasio es un mineral indispensable para el equilibro hídrico de agua junto con el sodio, ambos son minerales complementarios. El potasio es un potente diurético que ayuda en la eliminación de líquidos además de intervenir en funciones del sistema nervioso y de la correcta actividad muscular.
El magnesio es, junto con el calcio, un regulador del sistema óseo, ayudando en la formación de hueso. Además participa en el funcionamiento del aparato digestivo (intestino), sistema nervioso, muscular e inmunitario.
El consumo de coliflor es aconsejado por su alto contenido en elementos fitoquímicos (glucosinolatos, isotiocianatos e índoles), que contribuyen a la prevención de ciertas enfermedades degenerativas y que estimulan el sistema inmunológico. Los compuestos azufrados (dimetilsulfuro, trimetilsulfuro…) son responsables de ese aroma tan peculiar que desprende esta verdura durante su cocción.
No todo son buenas propiedades ya que existen ciertos elementos negativos en su composición, como:
  • Compuestos bociógenos: bloquean la absorción de yodo interviniendo y alterando la correcta actividad de la glándula tiroides. Sin embargo, tras su cocción se eliminan estos compuestos; no obstante, en personas con hipotiroidismo se desaconseja el consumo de este tipo de alimentos.
  • Compuestos azufrados y fibra: son los responsables de las flatulencias y la dificultad digestiva para ciertas personas, es recomendable cocinar este tipo de alimentos con hinojo o comino que van a ayudar a reducir estos efectos. Dentro del grupo de las coles la coliflor es la de menor efecto de flatulencias con respecto al resto.
Y ahora pasamos a la receta. Como hemos mencionado arriba, vamos a cocinar la coliflor y… ¿cómo va a ser? Coliflor rebozada
Ingredientes para 4 personas
  • Una coliflor mediana
  • Harina
  • 2 huevos
  • Aceite de oliva
  • Sal
Preparación
Lo primero que vamos a hacer es lavar la coliflor, una vez lavada la separamos en ramilletes y la ponemos a cocer en abundante agua con un poco de sal durante aproximadamente 15 y 20 minutos, el tiempo de cocción puede variar, así que debemos comprobar con un tenedor que la coliflor se haya ablandado.
Una vez cocida, la escurrimos bien y reservamos. Mientras, en un bol batimos los dos huevos y una vez listo, cogemos los ramilletes de coliflor, los pasamos primero por harina y luego por huevo, por último pasamos a freír los ramilletes rebozados en abundante aceite caliente.
Cuando estén fritos, los sacamos del aceite y eliminamos el exceso con papel absorbente. Por último, sólo nos queda emplatar y ¡¡listo para comer!!
Esta receta nos puede servir para introducir las hortalizas a los más peques de la familia.
Nos despedimos hasta la semana que viene. :) Saludos.
Realizado por Tamara Valencia Dueñas y Jorge Ibarra Morato
Fuentes

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