Buenos días a todos. Como ya anunciábamos hoy vamos a hablar de una
patología, la cual trata de una patología digestiva, que no es otra que la
úlcera péptica.
La úlcera péptica es una herida bien definida causada porque el
revestimiento del esófago,
estómago o duodeno ha sido lesionado o erosionado, e incluso desintegrado, por
los ácidos gástricos o los jugos duodenales. Es decir, que se
produce cuando hay un desequilibrio entre el ácido secretado por el estómago y
la resistencia de la mucosa por diferentes causas.
Típicamente se produce en la porción inferior del estómago, en cuyo caso
se denomina úlcera gástrica, o en la porción inicial del duodeno, denominada
úlcera duodenal.
Etiología
La causa más común de esta enfermedad es
la infección por Helicobacter pylori y por antiinflamatorios no esteroides (AINEs). Aunque
existen otros factores como el consumo excesivo de alcohol, el tabaco, el
estrés y factores genéticos hereditarios.
La Helicobacter pylori es una
bacteria flagelada, cuyos flagelos le permiten penetrar y desplazarse por la
mucosa estomacal. Una vez iniciado el mecanismo de infección, la inflamación
que tiene lugar afectaría a los mecanismos de defensa de la mucosa y, además,
la infección provocaría un aumento de la secreción ácida y la liberación de
pepsina, que a la larga dañarían la mucosa llegando al extremo de provocar
lesión y erosión.
Las posibles complicaciones que pueden
llegar a ocurrir si no se da un tratamiento adecuado, son una perforación del
intestino y peritonitis, sangrado interno y hemorragia, obstrucción intestinal,
cáncer de estómago... En caso de llegar a estas complicaciones
debido a que no hay respuesta al tratamiento, sería necesario realizar un
tratamiento quirúrgico.
Clínica
Entre los síntomas encontramos náuseas y
vómitos (a veces con sangre), pérdida de peso involuntaria, fatiga,
deposiciones sanguinolentas, acidez estomacal, ardores epigástricos y pirosis,
indigestión, etc.
Lo más
significativo es el dolor epigástrico tras la ingesta de alimentos y dolor que puede despertar a
la persona afectada durante la noche.
Tratamiento
Llegamos a la parte que nos concierne. El tratamiento
de los pacientes busca 4 objetivos:
- Aliviar síntomas
- Promover la cicatrización y curación
- Prevenir recaídas
- Evitar las complicaciones
Los
fármacos son la base del tratamiento y la
inmensa mayoría de los pacientes responden adecuadamente a la medicación. En el
tratamiento farmacológico no me voy a meter y aunque el tratamiento dietético juega un
papel secundario, es igual de importante.
El
tratamiento dietético pretende evitar el estímulo excesivo de secreción
gástrica de ácido, consiguiendo reducir con ello los síntomas. Al
principio, es necesaria la exclusión de una serie de alimentos para evitar
seguir lesionando la mucosa y que empeoran los
síntomas; sin embargo, esto es sólo temporal, pasado un tiempo se debería
intentar volver a incluirlos para no limitar la dieta más de lo necesario, que
en general será una dieta los más variada posible y bien balanceada.
Cada
paciente es un mundo, por lo que las recomendaciones que a continuación
expondré, deben ser individualizadas.
Por lo general se va a recomendar la realización de 3 comidas diarias, para disminuir el
número de estímulos diarios de la secreción de ácido gástrico, siendo comidas
poco copiosas o pesadas. Sin embargo, hay
pacientes que refieren sentir alivio sintomático realizando ingestas más
frecuentes de pequeño volumen cada 2-3 horas.
Es
esencial comer despacio, tranquilo y masticando bien los alimentos. Por otra
parte, no es recomendable tomar alguna comida o líquido justo antes de irse a
la cama.
No
incluir temporalmente los alimentos ricos en fibra tales como verduras y
legumbres cocinadas enteras, cereales integrales y frutos secos ya que pueden
provocar una recaída tras el periodo de convalecencia. Mejor tomar las
verduras y hortalizas así como las legumbres en forma de purés, aunque dependerá de la tolerancia individual. En cuanto a
la fruta, elegir fruta madura y optar por las no cítricas, evitando las frutas
en almíbar, desecadas o confitadas.
Evitar la
ingestión frecuente de lácteos. La leche
aunque desempeña un papel tampón transitorio, tiende a estimular la producción
de ácido a las 2-3 horas tras la ingestión por su contenido en calcio y
proteínas.
Excluir
alimentos muy salados, especiados, condimentados y las conservas
en escabeche, así como consumir cantidades excesivas de azúcar. No tomar
bebidas con gas y alcohol, también se debe sustituir el café, incluso el
descafeinado, y el té por otras infusiones más suaves. Evitar en la medida de lo posible las temperaturas
extremas, no tomar alimentos muy fríos o calientes ya que tienden a provocar
irritación.
Los alimentos de elección deben ser jugosos que
apenas precisen una cocción prolongada y con cantidades excesivas de grasa. Carne
blanca, pescado blanco o azul cocinado con poca grasa, y huevos en tortilla o
revueltos o pasados por agua.
Antes de acabar, quiero hacer hincapié en que
la supresión de los alimentos que dañan la mucosa gastrointestinal es temporal
y poco a poco, según tolerancia, deberán volver a nuestra alimentación.
Con esto me despido hasta el próximo día.
Saludos y ánimo que ya estamos a mitad de
semana.
Realizado por Cristina Vallespín
Escalada
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura
de Nutrición Humana y Dietética.
Nutrición y alimentación humana. 2aed. Mataix J. Ergon
2009.
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