¡Buenos días! Comenzamos el mes de Junio hablando de un mineral muy
relacionado con nuestra salud, el sodio.
El sodio, también conocido como Na+, es un electrolito
esencial, el principal catión extracelular, que regula junto con el potasio y el
cloro el equilibrio
del líquido intra y extracelular a través de la bomba Na+/K
ATPasa. Cuando hay una disminución de sodio extracelular, el agua entra dentro
de la célula; de igual forma, para equilibrar, si existe un exceso de sodio
fuera de la célula, ésta cedería parte del agua intracelular al medio externo.
Absorción, metabolismo y excreción
Nuestro cuerpo obtiene el sodio que necesita de los alimentos y bebidas y
lo elimina con la orina y el sudor.
La absorción del sodio tiene lugar principalmente en el intestino
delgado y está estrechamente
ligada a la absorción de glucosa. El riñón por
su parte es el principal órgano de eliminación, aunque el sodio también
se excreta mínimamente a través de las heces. Con el sudor y
temperaturas altas la
excreción de sodio es mayor, por ello ante estas situaciones, el riñón aumenta
la reabsorción del sodio, en lugar de eliminarlo.
Los líquidos, electrolitos, gases y demás
moléculas se mueven libremente a través de las membranas semipermeables que
separan los diferentes compartimentos de nuestro organismo. Este
movimiento es constante, puede realizarse a través de la ósmosis, difusión y
filtración, y tiene lugar a medida que la sangre transporta el oxígeno y
nutrientes a todas las células, de las que retira los deshechos. Cuando el
funcionamiento del organismo es normal, la cantidad real de agua (volemia) y la
concentración de los electrolitos en cada compartimiento es constante.
Por esta razón, el equilibrio hídrico y electrolítico están estrechamente
relacionados.
Las hormonas desempeñan un papel vital en todo este
proceso. Éstas son la hormona antidiurética hipofisaria (ADH), la aldosterona y
la parathormona.
La ADH controla la reabsorción de agua en los túbulos renales y regula el balance hidroelectrolítico, su secreción
está regulada por la osmolaridad sanguínea. Cuando la presión osmótica
se eleva, la secreción de ADH aumenta, mientras que si la concentración de
líquidos corporales está diluida, la secreción se inhibe. Si la ADH no se
segrega adecuadamente, se elimina gran cantidad de orina y la ingesta de
líquidos aumenta.
La aldosterona actúa también sobre los túbulos renales, pero
en lugar de actuar sobre la reabsorción del agua como la ADH, la aldosterona actúa para
reabsorber sodio y,
por consiguiente, para excretar potasio. Asimismo, como consecuencia secundaria
también se reabsorbe líquido junto con el sodio, por lo que también incrementa
el volumen circulatorio. Cuando la concentración de potasio sérico aumenta o de
sodio sérico y/o volemia disminuyen se activan sensores a nivel de corazón,
vasos sanguíneos y riñones y esta hormona se segrega de tal forma que los
riñones retengan sodio y eliminen potasio, así se produce menos orina y por
tanto, aumenta la volemia.
En resumidas cuentas cuando el nivel de sodio aumenta, sentimos sed, lo
que conduce a ingerir líquido para aumentar la volemia; al mismo tiempo que
tenemos la sensación de sed, se segregan las hormonas para producir menos
orina. Estos dos efectos hacen que aumente el líquido intersticial diluyendo el
sodio y volviendo al equilibrio. Al contrario, cuando bajan los niveles de
sodio, los riñones producen más orina, disminuyendo la volemia y restaurando el
equilibrio.
- Regula el volumen sanguíneo y, por tanto, la presión arterial.
- Regula el equilibrio ácido-base.
- Mantiene un correcto funcionamiento muscular (contracción muscular) y del impulso nervioso (transmisión nerviosa), debido a que la bomba Na/K genera potencial eléctrico.
- Forma parte de los huesos.
- Participa en el equilibrio osmótico.
- Colabora en la permeabilidad de las membranas.
Ingerimos sodio de tres maneras
distintas: el sodio presente de forma
natural en los alimentos, el sodio
añadido en la cocina y el sodio
presente en los alimentos procesados.
1. Todos los alimentos contienen sodio
de forma natural, aunque no supera el 10% del sodio que consumimos
diariamente. Los alimentos más ricos en sodio los de origen animal y los que
menos los productos frescos como verduras, fruta, legumbres, cereales…
2. La manera en la que añadimos sodio durante el cocinado es mediante la sal. Entre el 25-50% del consumo de sodio en la
dieta de los países europeos proviene de la sal
añadida al cocinar y en la mesa. Es ésta la más superflua de
ser eliminada en casos de hipertensión y otras enfermedades relacionadas con el
exceso de sodio.
3. Los encurtidos, las conservas, las salazones, los alimentos precocinados
(salsas, sopas, cremas, etc.), la bollería, los snacks (patatas, frutos secos
salados…), los quesos curados, los embutidos... Los alimentos procesados son los que más sodio contienen.
Junto con la sal, estos alimentos también son los que más fácilmente se pueden
eliminar para controlar el sodio de la dieta.
No debemos olvidar las bebidas, muchos tipos de agua embotellada así
como el agua del grifo, y cómo no, los refrescos contienen una concentración
importante de sodio.
Hipernatremia e
hiponatremia
La ingesta
promedio diaria de sodio iguala a la excreción, cuando no están en equilibrio se produce una
alteración en la cantidad total de sodio en el cuerpo.
Es más común que los problemas con
el sodio se den por un exceso de sodio,
como pudimos ver en este y este otro post. Los principales sistemas que
se ven comprometidos por un exceso de sodio son el cardiovascular (hipertensión, alteración
de la contracción cardíaca…) y renal,
con problemas de retención de líquido asociados.
Sin embargo, un déficit de este mineral también es
importante y produce debilidad, confusión
mental, calambres musculares, alteraciones circulatorias, etc.
Con esto me despido hasta el
próximo día. ¡Saludos!
Realizado por Cristina
Vallespín Escalada
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