¡Buenos
días! Hoy como cada viernes llega al blog una nueva receta, y en la de hoy el
protagonista es el alforfón o más conocido como trigo sarraceno.
El trigo Sarraceno proviene de Asia, penetró
desde Rusia y Oriente. Importado a Europa durante las cruzadas del norte, entre
la III y IV cruzada de Tierra Santa, en los estados bálticos para luchar contra
los mongoles. Se han hallado pólenes prehistóricos en los Balcanes y Japón del
Neolítico medio, 4000 a.C, este cultivo se olvidó, desapareciendo, hasta que
los cruzados lo volvieron a traer.
Éste no pertenece a la familia del trigo común, ni
siquiera es un cereal, aunque se considera pseudocereal, se trata de una
planta de la familia de las Polygonaceae. No obstante, se le atribuye
el nombre de trigo porque las propiedades nutricionales son similares a las del trigo común, con la diferencia de que no contiene gluten, por
lo que puede ser consumido por celiacos e intolerantes al gluten, pero hay que
asegurarse en el etiquetado que no contenga trazas de gluten por contaminación
cruzada en presencia o contacto con otros cereales que si lo contengan. Aunque deben prestar atención a su consumo las personas
que ya son alérgicas al látex y el arroz,
porque suele dar reacciones cruzadas con el alforfón.
En
cuanto a su valor nutricional, el alforfón es rico en hidratos de carbono y
aproximadamente un 13% de proteínas, destacando el contenido
en lisina, un aminoácido que no suele estar presente en productos de origen
vegetal. En cuanto a su perfil lipídico, tiene poca grasa destacando los ácidos
mono y poliinsaturados como el ácido oleico, linolénico y linoleico, así como
palmítico.
En
relación a los micronutrientes, encontramos vitaminas del grupo B y vitamina E,
así como los minerales como calcio, hierro, magnesio, flúor y fósforo. A
pesar de contener hierro, éste es de baja absorción, aunque se puede aumentar
la misma si se combina el trigo sarraceno con alimentos ricos en vitamina C.
Tras
conocer un poco más sobre este alimento, hoy preparamos unas auténticas Galletes o Crêpes Bretonas
- 250 gr. de harina de trigo sarraceno + 2 cucharadas tipo café
- 1 huevo
- 300 ml de agua
- 2 cucharadas tipo café de aceite de oliva
- Sal y pimienta
En
un bol grande juntamos los 250 gr. de harina con la yema del huevo y vamos
agregando agua poco a poco hasta conseguir una masa espesa.
Montamos
a punto de nieve la clara de huevo con una pizca de sal y pimienta. Cuando la
tenemos lista añadimos poco a poco 2 cucharadas tipo café de harina y las 2 de
aceite, batimos un poco más para integrar todos los ingredientes.
Juntamos
esta segunda preparación con la masa y removemos bien. De ser necesario
añadimos más agua hasta conseguir una masa fluida. Tapamos con un papel
transparente y dejamos reposar 1 hora.
Pasado
el tiempo, removemos si se ha quedado muy espesa. Ponemos una sartén grande al
fuego, la engrasamos con aceite de oliva y echamos una parte de la masa,
extendiendo bien para que quede lo más fina posible. Dejamos cocer a fuego
medio-fuerte hasta que los bordes comiencen a despegarse, en ese momento le
damos la vuelta y dejamos que se haga la otra cara. En este momento añadimos el
relleno, en mi caso han sido dos tipos unas de jamón y queso y otras de un
salteado de verduras varias, y doblamos los bordes a modo de sobre para cerrar
la crêpe y ya está lista para servir.
Repetimos
el proceso hasta agotar la masa.
Podéis
rellenarlas de lo que se os ocurra, el relleno más famoso de estas galletes
bretonas es jamón cocido, queso gruyere y huevo. Esperamos comentarios con
vuestros rellenos. ¡Disfrutad del fin de semana! Hasta el próximo día.
Realizado por Jorge Ibarra Morato y Cristina Vallespín Escalada
0 comentarios :
Publicar un comentario