¡Buenos días! Desde hace tiempo tenía ganas de escribir un artículo que
espero que abra un buen debate entre todos, y hoy ha llegado ese día.
No hay que remontarnos a tiempos
medievales ni al siglo XV para retomar las cazas de brujas, la quema
en las plazas y todo bajo el amparo de la Santa Inquisición. A día de hoy tenemos una gran inquisición alimentaria,
muy presente en nuestra vida y, según las modas nutricionales siempre entran
en el candelero alimentos a los que mortificar y hacerles una quema como las de
antaño. Ha pasado por esta particular inquisición el aceite de oliva, hace unos
años era demonizado, mientras que a día de hoy se recomienda por sus buenas
propiedades.
Pero no he venido a hablar del aceite de oliva; hoy voy a hablaros de los
lácteos y, más concretamente, de la leche. La leche es uno de los productos más atacados y
sigue sufriendo una de las cazas de brujas más brutales; todo basado
en leyendas urbanas, mitos, modas nutricionales, etc. Muchos son los argumentos
que hacen que la leche sea un producto demonizado:
- Somos el único mamífero que seguimos tomando leche después de la lactancia.
- Nos alimentamos de leche de otras especies.
- La leche es cancerígena.
- Contiene antibióticos.
- La universidad de Harvard la ha retirado de la pirámide alimentaria.
Hay más razones que podemos llegar a leer o escuchar, pero quería mostrar
sólo alguna de ellas. Parece que las leyendas urbanas tienen más peso que la
ciencia, algunos de los argumentos caen por su propio peso a base de estudios
científicos.
En cuanto a que somos los únicos mamíferos
que seguimos tomando leche, la cuestión es falsa. No somos el único
mamífero que seguimos tomando leche en edad adulta y después de la lactancia,
por ejemplo, a un gato le pones un cuenco de leche y se la toma,
y además, le sienta bien; así con cualquier animal omnívoro. El problema es que el
resto de mamíferos no se pueden preparar las cosas. Podemos preparar
cualquier plato y se lo ofrecemos a un perro, ¿creéis qué se lo comerá? yo
pienso que sí, aquí ya tenemos un mamífero tomando un alimento que ha fabricado
otra especie. Seamos sensatos por favor antes de decir cosas así, por esa regla
de tres también somos el único mamífero que conduce un coche.
Seguimos tomando leche en la edad adulta
gracias a la evolución, ya que algunas culturas seguimos sintetizando lactasa (enzima que
contribuye a asimilar el azúcar de la leche, la lactosa). Bien es cierto que con el paso de los años la cantidad de lactasa va
disminuyendo, pero no es una razón para demonizar este
producto. Gracias a la evolución desde los primeros homínidos la
alimentación en el ser humano ha cambiado, haciendo de nosotros una especie
omnívora, preparada para comer cualquier tipo de producto; y la
ganadería contribuyó a este avance y evolución. Aquí también aporto que somos
el único mamífero que nos dedicamos a la ganadería.
Otra de las razones para odiar la leche es que nos
alimentamos con leche de otras especies. Yo he visto por ejemplo animales criados a biberón, ya que han sido rechazados por la
propia madre, y alimentados con leche de vaca. Sí, leche de
vaca, la misma que desayuno, y se han criado muy bien. Así que ya podemos
ver que los humanos no somos la única especie que toma leche de otras especies,
sirva de ejemplo el gato de antes.
En cuanto a las patologías como el cáncer,
son numerosos estudios los que han llegado a demostrar que no hay una relación
entre el consumo de leche y cáncer. En el 2012 se realizó un estudio
sobre el consumo de productos lácteos y diferentes tipos de cáncer (de
vesícula, próstata, mama y colon), en relación a los estudios realizados
anteriores a la fecha. Se determinó que no había evidencias claras de ninguna
asociación con la que el consumo de 3 raciones de lácteos tengan una mayor
incidencia a padecer cáncer. Podéis ver el estudio pinchando aquí. Además, debemos tener en cuenta que el cáncer no se debe sólo a
un factor, sino que depende de muchos factores.
Las vacas tratadas con antibióticos no se
usan en la producción de leche, por lo que esa leche nunca
llega al consumidor final. Las medidas y controles sanitarios son exhaustivos, y la
leche que tomamos llega en perfectas condiciones y no hay ningún problema para
su consumo, lo mismo se puede aplicar al resto de productos lácteos.
Los productos lácteos no dejan de ser
formas de conservación de la leche, desde los yogures hasta los
quesos.
No veo que al yogur se le demonice ni se
le haga esta particular caza de brujas, al contrario, todo lo que se
oye son ventajas de este producto, desde
que ayuda a regular la flora intestinal ante el consumo de antibióticos o
diarreas, hasta que mejora las digestiones debido a la mejor asimilación de las
proteínas del mismo. No entiendo cómo un producto elaborado con leche de vaca
no es también torturado como sí se hace con la leche, presentando a la hora de
la verdad una composición nutricional similar, salvo que el contenido en
lactosa se ve seriamente disminuido por la transformación de las bacterias.
Por último, en relación a lo expuesto sobre mitos, leyendas… la
universidad de Harvard retiró de su pirámide alimentaria la leche. Puntos a
favor de los que están en contra de ella, pues bien, esa eliminación se debe a que el consumo en Norte América de leche es excesivo,
en las comidas y cenas el líquido por excelencia es la leche, en vez del uso
del agua.
Llegados a este punto, vemos que la leche no es tan mala como la pintan,
debemos saber que NO HAY ALIMENTOS NI MALOS NI BUENOS. Hay que buscar un
equilibrio, ni excesos ni déficits.
Ahora vamos a conocer un poco más sobre la leche, y veamos un poco desde
cuándo se utiliza y, también conoceremos sus propiedades nutricionales.
Según el Código Alimentario Español “se entiende por leche
natural el producto íntegro, no alterado ni adulterado y sin calostros del
ordeño higiénico, regular y completo e ininterrumpido de las hembras domésticas
sanas y bien alimentadas”.
El consumo regular de leche por parte del
hombre se remonta al Neolítico, aproximadamente 6000 años AC. El
hallazgo de pinturas rupestres en el desierto del Sahara indica que el ordeño
existía desde hacía 4000
años AC. En el Antiguo Testamento se habla de la leche, describiéndose a la
Tierra Prometida como tierra de la que mana leche y miel. En Roma y en Grecia la leche de vaca
y la mantequilla no eran muy populares, pero la de cabra se empleaba en la cocina y para hacer quesos,
y la de asno y la de yegua como medicina.
Esto se debió a que la leche y la mantequilla no eran alimentos fáciles
de conservar en el cálido clima mediterráneo, donde se usaba como grasa el
aceite de oliva. Es más, los griegos y los romanos pensaban que beber leche era
una costumbre bárbara. Según el escritor romano Plinio, la leche se usaba para
blanquear la piel de las mujeres y, además de Cleopatra, Popea, la esposa de
Nerón, viajaba con cientos de cabras para bañarse en su leche.
Por su parte, Marco Polo, quien viajó a China a finales del siglo XIII,
descubrió que los tártaros, que tomaban leche de yegua, la
secaban al sol después de separar la mantequilla y más tarde la bebían ligada
con agua.
Como vemos, desde la antigüedad se usa
este producto, e incluso la de algunas especies se usaba como
medicina.
En cuanto a su nivel nutricional, la leche entera es un producto muy completo, rico en
proteína de alto valor biológico, hidratos de carbono (lactosa), lípidos,
fundamentalmente ácidos grasos saturados, calcio, fósforo, vitaminas A y D.
La leche constituye el mejor aporte de
calcio, proteínas y otros nutrientes necesarios para la formación de huesos y
dientes. Durante la infancia y adolescencia se aconseja tomar la
leche entera, ya que conserva la energía y las vitaminas A y D ligadas a la
grasa. En la edad adulta también es importante mantener un
consumo adecuado, con el fin de favorecer la conservación de la masa ósea,
contribuyendo así a prevenir la desmineralización de los huesos, un déficit en
su consumo es causa
frecuente de osteoporosis y fracturas. Este efecto cobra aún más importancia en
las mujeres durante las etapas de adolescencia, embarazo, lactancia y
menopausia.
La grasa de la leche resulta fácil de
digerir, ya que se encuentra en forma de pequeños glóbulos rodeados
de una fina capa protectora. Sin embargo, dado el contenido calórico de la leche
entera, personas con sobrepeso, obesidad y alteraciones de lípidos en sangre
(hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia) deberían optar por la leche semidesnatada o desnatada.
La leche contiene además triptófano, un
aminoácido (componente de las proteínas) que estimula la producción de
serotonina, un neurotransmisor que produce en el organismo efectos calmantes e
inductores del sueño. Por este motivo, se recomienda el consumo de
leche antes de acostarse para ayudar a combatir el insomnio y los estados de
ansiedad. Si se la toma azucarada, el efecto es aún mayor, ya que el azúcar
favorece también la liberación de serotonina.
La única diferencia nutritiva entre la
leche entera y la leche desnatada se basa exclusivamente en su contenido en
grasa, y en consecuencia, en su valor calórico y vitamínico. Las vitaminas A y
D al ser liposolubles se van con la grasa, por ello en la leche desnatada se
pierden, salvo que la leche una vez desnatada se enriquezca de nuevo con las
vitaminas perdidas en el proceso.
Dadas
sus características, la leche desnatada se considera más adecuada en aquellas
situaciones en las que se ha de controlar la grasa y el contenido energético de
la dieta, como en la obesidad, trastornos
cardiovasculares, hepáticos o biliares, y diabetes entre otras enfermedades. La
leche desnatada se digiere mejor por lo que puede resultar interesante para
quienes padecen de trastornos digestivos.
La
leche no es el único alimento que nos puede proporcionar calcio para los huesos, hay muchos más, desde las espinas de peces pequeños como
sardinas y boquerones, hasta hortalizas de hoja verde, brócoli…
Con
esto quiero decir que ahora es la leche la mala de la película, pero
mañana puede ser cualquier otro alimento.
Dejemos las cazas de brujas, la Santa Inquisición ya no existe, y no hay que
demonizar a los alimentos. Los alimentos
como ya he dicho no son ni buenos ni malos,
por ello no hay que someterlos a estas presiones.
Además, gracias a la evolución nuestro cuerpo está hecho para
tolerar cualquier alimento, ¡somos omnívoros! Eso no quita que
algunas personas sufran alergias o intolerancias, por ejemplo a la leche, y la
tengan que dejar de consumir o cambiar a productos hidrolizados sin lactosa, en el caso de intolerancia;
si hablamos de alergia a la proteína de la leche de vaca hay que quitar muchos
más productos de la alimentación, no podéis imaginar en la cantidad de
productos donde la podemos encontrar.
Con esto me despido, el debate queda abierto.
Pero que quede bien claro, la leche ni es buena ni mala, tiene sus bondades y
contraindicaciones y, en condiciones normales, no debería pasar nada si se
consume.
¡¡Un saludo!! :)
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Buenos días,
ResponderEliminarMuy interesante el tema de la leche. Estoy de acuerdo con lo que dices Jorge. A mi me encanta la leche. No sabía que había una caza de brujas contra uno de los alimentos más completo. Estos americanos...
Un saludo y gracias por vuestro trabajo.
Buenas tardes,
ResponderEliminarGracias a ti por leernos y decidirte a dejar un comentario. Sólo comentar que los americanos simplemente la han quitado de la pirámide alimentaria debido al exceso de leche que toman, pero los que realmente están demonizando la leche viven más cerca.
Un saludo.
Nutrición a las 6.
No estoy de acuerdo con lo que contáis en este post. Según tengo entendido, les dan hormonas a las vacas para que produzcan más cantidad de leche, y por lo tanto, esta hormona pasa a la leche y de ahí a nosotros. Además, no contentos con esto, los campos se tratan con pesticidas y puesto que la vaca se alimenta de esa hierba, esas sustancias dañinas pasan tambien a nosotros.
ResponderEliminarLuego estan los "profesionales" que nos dicen que según la reglamentación la leche pasa por controles que verifiquen que esta leche no tiene esas sustancias.
Así que, ¿de quién fiarnos?
En lo referente a este tema, según las páginas que se consulten y la persona que lo escriba cuenta una cosa u otra.
Nada más. Saludos.
Hola Pablo,
EliminarEn lo referente a las hormonas, existe un control muy riguroso legislado por la Unión Europea, del cual te aconsejamos encarecidamente su lectura.
¿De quién debes fiarte? A nuestro modo de ver, los profesionales de la salud expertos en este tema son los que mejor pueden aconsejar, tales como tecnólogos de alimentos, veterinarios, etc.
Un saludo,
El equipo de Nutrición a las 6.
Este artículo no hacía falta que lo firmaras Jorge, cualquiera que te conozca un poco puede deducir en seguida por tu forma de argumentar que es un escrito tuyo. Debo decir que hay algunas cosas que dices.. que no sé yo, pero lo discutiremos en privado.
ResponderEliminarEnhorabuena chicos por vuestro blog, seguid así.
Hola,
EliminarGracias por la enhorabuena. Cualquier cosa que quieras discutir y/o que no estés de acuerdo encantado de hablarlo, ya sea por privado o por aquí a través del blog o redes sociales.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo..
ResponderEliminarRespecto a lo de las hormonas y antibioticos,en caso de que fuera verdad tiene fácil solución : comprar leche natural de vacas propias o de confianza..incluso en internet puedes encontrar donde comprar leche cruda..
Yo tomo de vacas de una pequeña vaqueria de vacas que estan en el campo,sin hormonas,ni medicamentos...y no tengo ningún problema..
Buenos días.
EliminarComo dice, siempre que la leches provenga de una fuente de confianza, es una buena medida para evitar en la medida de lo posible la presencia de dichas sustancias. Sin embargo, nos gustaría repetir, que respecto a estos temas los controles que se hacen son muy rigurosos.
Gracias por animarse a dejarnos un comentario.
Saludos de todo el equipo.