¡Buenos días! Hace ya mucho, mucho
tiempo, en este post hablábamos de los tipos de grasas
y sus ácidos grasos. También a lo largo de estos años, cuando hemos hablado de
las pirámides alimentarias y de una alimentación saludable, hacemos hincapié en
utilizar el aceite de oliva como grasa
principal.
El aceite de oliva es uno de los
alimentos e ingredientes destacable y más característico de la llamada Dieta
Mediterránea. ¿A qué se debe esto? El
aceite de oliva no sólo es estimado por sus cualidades organolépticas, sino que
son ampliamente conocidos sus beneficios para la salud.
Antiguas civilizaciones, además de
valorarlo por esas cualidades culinarias, lo utilizaron también con fines
medicinales y religiosos, llegando a convertirse en importante objeto de
comercio. Tanto es así que Homero llegó a definirlo como el “oro líquido”.
No es en su composición nutricional
ni en su método de obtención en donde me voy a detener en este post, para ello
ya tenemos secciones específicas (aquí y aquí). Donde
me quiero detener yo es en sus beneficios para la salud.
El principal y más conocido por
todos es el efecto que tiene para nuestro
corazón. Por el tipo de ácidos grasos que forman el aceite de oliva,
tiene un efecto sobre el colesterol en sangre, ayudando a disminuir los niveles de colesterol LDL y a aumentar los
del colesterol HDL. Además, se sabe que el aceite de oliva
mejora la circulación sanguínea ya que promueve la vasodilatación de las arterias y, como
fin último disminuye la presión arterial.
Otra de las famosas virtudes es su acción antioxidante, debido a la presencia de
vitamina E y otros compuestos fenólicos. El aceite de oliva por lo tanto, tiene
un papel protector frente al estrés
oxidativo celular. Este hecho, junto con el anterior, hace que
se pueda decir que el aceite de oliva ayuda a combatir
el envejecimiento.
Son numerosos los estudios
científicos que relacionan el consumo de este alimento con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y
cáncer.
Algunos estudios, como el PREDIMED
liderado por el Dr. José Manuel Fernández-Real, también demuestran que su
consumo contribuye a una correcta
mineralización de los huesos. Esto hace que sea un alimento
importante tanto en la niñez durante el crecimiento, como en la edad adulta
para prevenir la pérdida de densidad ósea en patologías como la osteoporosis.
A nivel intestinal, el aceite de
oliva mejora y ayuda en la absorción de
ciertos minerales como el calcio, magnesio, zinc y fósforo. Por
otra parte, favorece la digestión al
reducir la secreción ácida del estómago y ayuda a combatir el estreñimiento.
Incluso hay personal sanitario que
emplea el aceite de oliva para tratar úlceras por presión, lesiones típicas de
personas ancianas y personas con poca o nula movilidad.
Cabe destacar que encontramos distintos tipos de aceite de oliva según
su procedimiento y tipo de extracción por lo que no todos van a tener dichos beneficios.
Y también quiero hacer hincapié en
su ración de consumo. No por
tomar más cantidad de aceite de oliva vamos a obtener el doble de protección.
No debemos olvidar que, aunque saludable,
sigue perteneciendo al grupo de las grasas, por lo que
igualmente aporta la misma cantidad de calorías que el resto de las grasas.
Tras esta breve explicación me
despido hasta el próximo día. ¡Saludos!
Realizado por Cristina
Vallespín Escalada
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la
Diplomatura en Nutrición Humana y Dietética.
0 comentarios :
Publicar un comentario