¡Buenos días! Comenzamos la semana
con una reflexión sobre nuestra alimentación y la economía.
Está claro que la alimentación es una necesidad básica para nosotros,
es fundamental y un pilar base en muchos aspectos de nuestra vida, forma parte
de la cultura de cada región, tenemos platos y guisos en función del tiempo que
tenemos y la época del año en la que estamos, es para todos los gustos y varía
también en función de los hábitos. No obstante, en tiempos de crisis es de los gastos que más se ajusta.
Y no siempre se ajusta de la forma
adecuada. La tendencia es comprar lo más barato, y a ser posible lo más fácil
de comer y que lo coman todos los miembros de la familia; por ello no se suele
hacer un pequeño estudio de mercado ni reparamos en que también la frutas y las
verduras forman parte de ese ahorro. De hecho, se suele cortar el gasto dejando
de comprar alimentos más frescos y tendemos a comprar alimentos precocinados y
snacks ya que son más baratos. Sin embargo, ¿llegamos a pensar que estos
alimentos duran menos y al final nos gastamos más dinero? Y qué hay de la
salud, ¿nos damos cuenta que no son igual de saludables? ¿Preferimos perder
salud sólo por ahorrarnos unos euros? Cuando la necesidad impera, eso parece.
Lo que seguro que no se piensa, es que en realidad los cereales, legumbres,
frutas y verduras son la opción más barata que se puede comprar.
Un reciente estudio publicado por
la revista Journal of Hunger &
Environmental Nutrition, ha estudiado la repercusión económica de la
alimentación vegetariana frente a una alimentación normal equilibrada, según la
propuesta de la guía de nutrición del Departamento de Agricultura de EE.UU.
Resulta que siguiendo una alimentación vegetariana se podrían ahorrar
más de 700 euros al año. Los vegetarianos se ahorran a la semana
unos 13 euros aumentando el consumo de frutas, verduras y cereales.
No obstante, hablamos de EE.UU, por lo que no se pueden comparar estos
resultados con España, se
debería estudiar. ¿Es realmente más caro seguir una alimentación según el
modelo de dieta mediterránea que una dieta vegetariana? Ahí lo dejo para su
estudio.
Estos resultados invitan a
reflexionar, en tiempos de crisis podemos valorar aumentar el
consumo de frutas y verduras y si son de temporada mejor, el precio debería ser
más bajo y ayudaría a ahorrar en la economía familiar.
Aún así, este no es el problema
fundamental de la crisis, y es que ahora que todo
el mundo habla de cubrir las necesidades diarias de “calorías”, de hidratos
de carbono, de proteínas y
de grasas, nos echamos las manos
a la cabeza ¿cómo voy a cubrir todo eso? Los hay que dicen, “si los hidratos
son los que me aportan más energía voy a cubrir mis necesidades sólo con eso,
es lo más barato”. Esta es una afirmación un poco extrema y cada vez menos
frecuente, pero existe. Hay otra afirmación, que los carnívoros estoy segura
que se hacen, “Y ahora, ¿cómo cubro mis necesidades de proteínas si no tengo
dinero para comprar carne?”. Bueno, probablemente la pregunta no sea esa
exactamente pero creo que se entiende por dónde voy. Y es que, a la hora de recortar, no sabemos bien cómo cubrir los
huecos que dejan los productos más caros, como son las carnes rojas y el
marisco. No caemos en que las
legumbres existen y que combinadas con cereales, ambos productos
de menor coste, se pueden incluir en nuestra alimentación e incluso aumentar su
consumo de 1 o 2 veces en semana a 3 veces y de esta forma podemos cubrir ese
gasto en carnes.
También existe el pescado, que en
ocasiones nos olvidamos que también son proteínas a tener en cuenta y que
vigilando la estacionalidad y congelando, o que comprando estos productos
congelados podemos contribuir a ese ahorro económico.
Disminuir el
consumo de carnes rojas y mariscos no es el fin del mundo e incluso es
saludable, existen las carnes
blancas más baratas e incluso los huevos.
Yo recomiendo estudiar y valorar la dieta vegetariana. En
ocasiones los omnívoros abusamos del consumo de productos de origen animal y
nos olvidamos que también existen recetas y alimentos un poco más destinados a
dietas vegetarianas que son igual de equilibradas y abre un abanico de combinaciones de lo más variado y para
todos los bolsillos.
En conclusión, es fundamental llevar
una alimentación rica en frutas y verduras, sin olvidarnos de los cereales y
las legumbres y limitando la ingesta de productos cárnicos, planificar los
menús para conseguir variedad sin que el bolsillo se resienta.
Realizado por Tamara
Valencia Dueñas
Fuentes
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