¡Buenos días! Hoy os traemos una rica receta, pero
primero hablaremos de uno de sus posibles condimentos, el tomillo.
El tomillo (Thymus vulgaris L) pertenece a
la familia de las labiadas y
se suele emplear comúnmente como condimento y como planta medicinal. Este
ejemplar se localiza principalmente en el norte de África (Argelia,
Túnez) y en la Europa mediterránea.
Es una planta que ha sido muy utilizada desde la antigüedad, incluso el
nombre deriva del egipcio (Tham). Los antiguos egipcios la
utilizaban en los embalsamamientos.
Los griegos utilizaban
el tomillo en sus baños y lo quemaban como incienso en sus templos. También lo
utilizaban para elaborar la miel de Herpellon, un alimento utilizado para las
enfermedades respiratorias, ya desde la época de Galeno se le reconocía por sus propiedades antisépticas y antirreumáticas.
Se cree que su extensión por toda Europa se debe a los romanos y al uso que de esta planta
hacían para purificar sus viviendas, perfumar vinos y quesos, etc.
En la Edad Media,
las mujeres lo daban a sus caballeros y a los guerreros como regalo ya que creían que con esto
aumentaban el coraje del portador además de protegerlos en la batalla. También
se usaba como incienso en los funerales y se ponía en el ataúd de los difuntos
con el fin de “asegurar” un buen tránsito a la próxima vida.
Como condimento,
el tomillo potencia el sabor de las verduras, carnes
(especialmente de ternera) y de los cereales. Se usa para sazonar pistos,
patatas fritas, revueltos, pimientos, etc. Pero no solo se usa para aromatizar
los platos, también se tienen en cuenta sus propiedades antisépticas y por ello
se utilizan para conservas de alimentos.
Forma parte del bouquet garni, ramito
de hierbas que incluye generalmente perejil, tomillo y hojas de laurel, muy
utilizado en la gastronomía francesa para aderezar sopas y guisos, que se
retira justo a la hora de servir.
Con respecto a su composición
nutricional, debemos tener en cuenta en qué momento estamos
utilizando el tomillo, al utilizarse como condimento en las comidas, aporta
sabor y alguna de sus propiedades, sin embargo las cantidades son muy pequeñas
como para que tenga un efecto sobre la salud. No obstante, al utilizarse en
infusión sí que podemos disfrutar de sus múltiples propiedades, especialmente a
nivel digestivo.
La principal característica nutricional del tomillo es
su composición en aceites esenciales
como timol,
anetol y borneol. El timol es uno de los grandes protagonistas y aporta
propiedades a nivel digestivo como regulador de la función intestinal,
facilita la digestión de comidas ricas en grasas y evita la formación de gases.
También es diurético,
antirreumático y colabora en la recuperación de los músculos
tras la realización de una actividad física intensa.
Además, una característica común de
los aceites esenciales es que tienen propiedades antisépticas, pueden aliviar los síntomas de la gripe, anginas, bronquitis
y faringitis. Considerando estas propiedades antisépticas, en preparaciones
calientes como los guisos, el tomillo podría ayudar en la prevención de
intoxicaciones alimentarias.
No obstante, también podemos destacar en su
composición la presencia de ácidos grasos como
el oleico, palmítico, nicotínico y
linoleico, y aminoácidos como
la cisteína, valina, glicina e isoleucina.
A nivel mineral cabe resaltar el contenido en hierro. Está estudiado que la cantidad de este
mineral en 1 gramo de tomillo equivale al 12% de las ingestas diarias
recomendadas de hierro en hombres y al 7% en mujeres, por tanto podría ser
interesante su uso en problemas como la anemia, pudiendo ayudar a suplir la
deficiencia del mismo en el organismo cuando se acompaña de una dieta rica en
hierro.
Ya sabemos qué es el tomillo y sus propiedades, ahora
pasemos a la cocina y prepararemos un rico plato que, perfectamente podría ser
plato único. Hoy cocinamos… Frittata de jamón cocido y verduritas
Ingredientes
- 4 huevos
- 80 gr de jamón cocido (unas 4 lonchas)
- 1 calabacín
- 1 pimiento verde y otro rojo
- 1 cebolla mediana
- ½ o 1 tomate
- 1 puerro
- Mezcla de 4 quesos para espolvorear
- 250 gr de queso para untar
- Aceite de oliva
- Especias al gusto (tomillo, albahaca, romero, etc.)
Precalentamos el horno a 180oC.
Comenzamos lavando y cortando en brunoise
(cuadraditos) las verduritas y el jamón cocido.
En un bol, cascamos los huevos y los batimos junto con
el queso, el jamón cocido y las especias al gusto. Reservamos.
Por otra parte, ponemos una sartén al fuego con un
poco de aceite de oliva y sofreímos la cebolla y el puerro. A continuación,
echamos el calabacín, dejamos que se cocine y posteriormente incorporamos los
pimientos y por último, el tomate.
Cuando están a medio cocinar, echamos la mezcla de
huevo, jamón cocido y queso y removemos bien para que se integren bien todos
los ingredientes. Cuando comience a separarse un poco por los lados, lo
trasladamos a una bandeja apta para horno, espolvoreamos con la mezcla de 4
quesos y metemos al horno hasta que el huevo esté al gusto de cuajo y el queso
se haya gratinado.
Sacamos del horno, esperamos a que se enfríe un poco,
acompañamos de una ensalada y ¡a disfrutar!
Esta es una preparación que puede sacar de más de un
apuro ya que se puede elaborar con cualquier tipo de verduras e incluso se le
podría añadir patata.
Con esto nos despedimos hasta el lunes. ¡Feliz fin de
semana!
Realizado por Tamara Valencia Dueñas y
Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
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