¡Buenos días! Hoy en nuestra sección de dietas milagro me gustaría hablar
del mundo del blanco y negro y de los grises. No, no lo he escrito mal, es una
analogía muy utilizada para casi todos los aspectos de nuestra vida, hay quien
lo ve todo blanco, o lo que es lo mismo, se mueve desde lo bueno, desde lo
correcto, desde lo que asumimos todos que es lo que hay que hacer o cómo se
debe actuar. Luego están los que viven en el lado contrario, en el negro, y
finalmente están (y ahí creo que estamos la mayoría) los que viven en los
grises, con la típica frase “No todo es blanco o negro…”.
Pues
bien, cada vez queda más claro que la nutrición sigue esa misma senda de los
grises, desde el primer momento en que afirmamos que no hay dos
personas iguales, que cada persona es un mundo, y así un largo etcétera; existe
una gran variedad de “dietas” y muchas son grandes opciones, siempre que se
lleven bien y sabiendo cómo deben ser combinados los alimentos para llevar una
vida saludable y no tener problemas nutricionales, nos encontramos con dietas
como la vegetariana, la mediterránea, la atlántica, etc.
Lo ideal es que una dieta no excluya
grupos de alimentos ni alimentos concretos, ya que esto (salvo
contadas excepciones) genera ansiedad, somos así, si nos prohíben algo por lo
general vamos a intentar hacer lo contrario, que nos prohíban algo no hace más
que crear curiosidad por el “¿a ver qué pasa?” o en el caso de la comida, nos
va a llevar a una obsesión con ese grupo o alimento (a no ser que sea algo que
no nos guste, pero no suele ser el caso). Existen excepciones a esta regla, existen enfermedades que nos fuerzan a planificar otro
tipo de alimentación, a excluir alimentos de la dieta para evitar agravar la
enfermedad. En
ocasiones esto se hace de forma temporal hasta que nos recuperamos de esa
enfermedad, otras veces, si la patología es crónica, los cambios deben hacerse
permanentes.
Y… ¿por qué toda esta parrafada? ¿Dónde está esa dieta milagro de hoy?
Pues bien, hoy quería hablaros de la dieta Ornish, un ejemplo que en sus comienzos
se movía en los grises y hoy… se ha distorsionado su uso.
Esta dieta fue ideada por el cardiólogo Dean Ornish. Tras estudiar las
cardiopatías y conocer sus causas, elaboró un plan de alimentación muy cerrado y bastante duro en la
práctica pero con muy buenos resultados en la mejora de los pacientes. De ahí se ha
extendido su uso no solo para cardiopatías sino también para diabetes e incluso
cáncer.
El sistema no sólo se centraba, y se
centra, en la dieta, además promueve el cambio de hábitos y el ejercicio. Todo
ello acompañado de sesiones grupales para hablar de las sensaciones, de los
logros, los fallos, etc.
La dieta para estos pacientes está basada, principalmente, en frutas y
verduras reduciendo al máximo el aporte de grasas, limitando su consumo al 10%
de las calorías totales, y siempre con grasas del tipo mono y poliinsaturadas,
haciendo especial hincapié en el consumo de ácidos grasos omega 3.
Hasta
aquí muy bien, es una dieta vegetariana, en algunos aspectos bastantes estricta
pero no sólo se queda en la dieta sino que promueve hábitos saludables y, por
sus comentarios, también está presente el “mindful”, comer con conciencia de lo que se
ingiere, disfrutar de los sabores, etc. (podéis ver una entrevista que nos
hicieron pinchando aquí). Para el resto de
población, los consejos son los mismos pero los alimentos permitidos se
incrementan. De esta forma hace una clasificación de los alimentos, divide los
alimentos en 5 grupos desde los más sanos hasta los menos recomendados, una
mezcla de la pirámide vegana con concesiones a los alimentos de origen animal.
Ya
empieza la clasificación en grupos y,
aunque no lo dice, se podría decir que los alimentos del último grupo estarían
“prohibidos”, aquí he de decir que no son alimentos que un nutricionista
recomendaría, son alimentos trans, alimentos excesivamente grasos, fritos.
Bueno nada que no pueda compararse con la pirámide de la alimentación.
El
problema real aparece cuando se desvía a los planes de adelgazamiento y lanza,
u otros lanzan, frases como “Come todo lo que quieras, son verduras y no vas a engordar”,
ya hay titulares (en páginas web ajenas al autor de la dieta) que dicen “La
dieta perfecta”, “Pierde X kilos en un mes”. Y ahí es dónde está la trampa,
tergiversan la dieta haciendo especial hincapié en que hay alimentos permitidos
y alimentos prohibidos, hay fases… y se olvidan de los cambios de vida, de los hábitos y del
ejercicio, porque realmente la dieta de adelgazamiento se debe basar en una
alimentación saludable y equilibrada y esto no se puede conseguir sin un cambio
de hábitos.
Con
esto me despido, esperando que apliquemos el sentido común a la hora de elegir
nuestra alimentación y ante todo estar seguros de que esa dieta que empezamos
no nos vaya a perjudicar a medio-largo plazo.
Realizado por Tamara Valencia Dueñas
Fuentes
PMRI.
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