Buenos días a todos, ¿cómo va la ola de calor? Ya son muchos los días que llevamos con temperaturas muy altas y aprovechamos cualquier sitio con agua, piscinas, playas, ríos o embalses para darnos un chapuzón e intentar refrescarnos. Pero… ¿cuidamos de nuestra piel?
La piel es el órgano más grande, con varias funciones, entre las que encontramos una de las más importantes: la de protección, ya que la piel es la primera barrera que van a encontrar los microorganismos patógenos, por lo que nos va a proteger de ataques externos.
Aunque hay que cuidarla todo el año, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿a qué estás esperando? Para ello, es importante una buena hidratación a base de cremas hidratantes o nutritivas, así como cremas de protección solar. No obstante, no debemos olvidarnos que la alimentación es importante para que la piel luzca sana y brillante.
Para mantener una piel sana vamos a necesitar vitaminas, minerales, ácidos grasos y, sobre todo, agua.
Entre
las vitaminas que tienen acción protectora frente al
envejecimiento celular y efecto regenerador sobre la piel, destacan la
vitamina A, E, C y vitaminas del grupo B.
La vitamina
A, es una de las más importantes cuando hablamos de la piel, ya que
ejerce un papel importante en la renovación de las células de la piel y de las mucosas.
Al ser una vitamina liposoluble, la podemos encontrar en múltiples alimentos de
origen animal, entre los que destacan los lácteos. También la podemos encontrar
en alimentos de origen vegetal, pero en forma de beta-caroteno.
El
beta-caroteno, un precursor de la vitamina A como ya hemos hablado
en este blog en numerosas ocasiones, se encuentra en las verduras de hoja verde
y las hortalizas de colores que van del rojo al amarillo como la zanahoria y el
tomate, además de estar presente en ciertas frutas, sobre todo las de temporada
de verano como son el melocotón, la cerezas, el melón, etc.
Una de las propiedades por las que destaca el beta-caroteno es su efecto
potenciador del bronceado, asimismo colabora en la prevención de la
aparición y formación de arrugas tempranas, además, al ser un antioxidante, va a ayudar
contra el acné.
Pero debemos tener cuidado, ya que si lo tomamos en exceso, provoca
una coloración anaranjada de la piel, que además puede ser dañino para el hígado.
La vitamina
E es
un potente antioxidante que reduce el daño producido por los radicales libres,
además tiene capacidad antiinflamatoria. La podemos encontrar en
aceites vegetales, como el de girasol, en los frutos secos, en el germen de
cereales o cereales integrales y en vegetales de hoja verde.
La vitamina
C, también
es un potente antioxidante, pero otra de sus funciones principales es
participar en el proceso de síntesis de colágeno, que es la proteína
estructural más abundante, se distribuye en la piel y la mantiene firme y
tersa, además, se encuentra en los huesos, los cartílagos y el tejido
conjuntivo.
Finalmente,
encontramos las vitaminas del grupo B que van a ayudar a mejorar la piel,
el cabello y las mucosas e intervienen en los procesos de renovación celular.
Las podemos encontrar en la gran parte de alimentos de origen vegetal y en los
de origen animal.
Entre
los minerales, podemos destacar el selenio, el zinc y el azufre, este
último indispensable en la síntesis de queratina y acción contra la seborrea.
Al igual que las vitaminas del grupo B, los podemos encontrar en alimentos de
origen animal y vegetal.
¿Y quién dijo que la grasa no es necesaria? La grasa también es necesaria dentro de una
alimentación sana y equilibrada, destacando en este caso los ácidos grasos
insaturados, que podemos encontrar del tipo monoinsaturados, como
el ácido
oleico, que se encuentra en el aceite de oliva, el aguacate y en
frutos secos como la almendra.
Así como los ácidos grasos poliinsaturados que podemos obtener de aceites
de semillas, como el de girasol, frutos secos oleaginosos, como las nueces, y
el pescado, entre los que destaca el pescado azul, rico en omega 3.
Por último, tenemos el agua, mucho hemos hablado del líquido elemento con todas las propiedades que nos aporta, y es que es el agua el que nos va a aportar la hidratación necesaria para nuestra piel, ya que aproximadamente el 70% de la composición es agua. Como mínimo se recomienda beber 1.5 litros diarios, aunque en plena ola de calor, los requerimientos hídricos aumentan, y si no bebemos lo suficiente la piel se volverá áspera, frágil y tirante.
Y con esto nos despedimos, mientras tanto ser felices y disfrutar del verano y del sol, pero con precaución.
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética.
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