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Las chucherías, ¿sabemos realmente lo que comemos?

Escrito por nutriciónalas6 el miércoles, 2 de octubre de 2013 | 6:00:00

¡Buenos días! Llega de nuevo a nuestro blog “Nutrición para peques”, hoy vamos a hablar a petición de nuestra amiga Patricia de algo que tanto a peques como no tan peques gusta, y son las chuches o chucherías.
Sabemos en dónde comprarlas, todos los tipos que hay, las hay dulces o saladas… pero, ¿nos paramos a pensar si realmente es bueno tomarlas? ¿Qué composición tienen? Mientras que, en un chorizo o un yogur se conocen todos sus ingredientes, gracias a su etiqueta nutricional, muchas chucherías vendidas a granel no contienen dicho distintivo; incluso las palomitas de los cines, su alto contenido en sal en el recipiente de cartón no aparece reflejado. Ahora me da por pensar, ¿sabemos realmente qué comemos?
Desde un tiempo hasta ahora el consumo de chuches ha pasado de ser ocasional a convertirse en habitual. Los diferentes colores, texturas y sabores de las golosinas esconden sustancias con una gran cantidad de “calorías vacías” que no aportan ningún nutriente al organismo, desde las dulces a las saladas:
  • Golosinas dulces: caramelos, gominolas, chicles, nubes, bombones… Se componen fundamentalmente de hidratos de carbono simples, como glucosa, fructosa, sacarosa, sorbitol o harinas…, además de gomas y gelatinas de origen animal. También contienen grasas en forma de coberturas, cacao, aceite de palma y de coco (altos en grasas saturadas); así como colorantes y aromas artificiales.
  • Golosinas saladas: gusanitos, patatas fritas, snacks... Se fabrican a base de harinas de cereales y grasas (la mayoría de las veces no especifican cuál es su origen sino que  aparece únicamente “grasas de origen vegetal”; y esto es como el refrán, piensa mal y acertarás, una pista, las he mencionado antes). Además, aportan demasiada sal, colorantes y aromas artificiales.
Como vemos, son productos llenos de calorías vacías que no aportan nada bueno a nuestra salud, ni a la de nuestros pequeños. Varios estudios pediátricos dicen que la mitad de los niños españoles toma golosinas al menos una vez por semana, y uno de cada tres las come todos los días.
Este alto consumo de chucherías predispone a la diabetes, a las caries y a la obesidad. Debido, sobre todo, a la alta (cantidad) de azúcares simples que provocan picos en la glucemia; así como a las grasas saturadas. Pero no son las únicas causas, el sedentarismo también tiene un gran peso.
Hay que prestar atención a las chuches “sin azúcar”, ya que el azúcar es sustituido por sorbitol y xilitol, los cuales son polialcocholes con propiedades laxantes que, consumidos en exceso, pueden provocar dolores abdominales y diarreas.
Además poco ayudan sus calorías vacías. Sacian al niño convirtiendo la comida en una guerra, puesto que el niño no va a tener hambre y se va a negar a comer su comida.
Sólo hay que ver la pirámide alimentaria para observar que  toda esta gama de productos se encuentran en la cúspide, lo que significa que no debemos abusar de ellos, se pueden tomar de vez en cuando y en torno a una o dos veces al mes. Con esto no digo que se demonice este producto, pero sí quiero recalcar que se deben espaciar las tomas y nunca usarlo como premio o recompensa por hacer algo bien.
Lo que me lleva al siguiente punto, no todo son calorías vacías y patologías derivadas de un alto consumo de dulces, las golosinas también sirven de chantaje entre niños y adultos, cosa que debemos evitar en la medida de lo posible ya que no hay que ver la comida como una moneda de cambio. De vez en cuando sí se pueden usar junto con actitudes cariñosas, pero no abusando del uso de estos productos cada vez que queramos que el niño haga las cosas bien, incluso hacer  que se coma todo el plato.
Todos nos conocemos y seguro que alguna vez hemos usado la típica frase de “si te comes todo, luego te doy un poco de chocolate”. Y yo me pregunto, ¿por qué no cambiar ese chocolate por otro tipo de golosina?, por ejemplo la fruta, ¡hagamos de la fruta una chuchería sana! Tenemos una gran variedad de frutas dulces, sanas y bien ricas, con diversos colores y texturas. Un postre y golosina ideal, rico, y sano.
Con esto me despido, esperando que os animéis y nos contéis, ¿qué chuche preferís, las dulces, las saladas, o la “chuche sana”?
¡¡Saludos!!
Realizado por Jorge Ibarra Morato

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2 comentarios :

  1. Totalmente de acuerdo! No voy a mentir, así que admito que he comido golosinas. Pero una vez supe lo que contenían, entendí que no era bueno. Gracias por difundir esta información, muy valiosa para todos, pero en especial para los padres y madres. Enseñar a comer es lo más importante para que vuestro hijo crezca sano.

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    1. Hola Lara,

      Por supuesto que todo el mundo alguna vez en su vida ha comido chucherías, y bien ricas que están, el caso es que no se debe abusar de ellas bajo ningún concepto. Muy de vez en cuando tampoco nos va hacer ningún mal.

      Lo principal es prestar atención a lo que les contamos a los niños y, como mencionamos, no usarlas ni como premio ni como chantajes o para que no nos lloren.

      ¡Gracias por dejarnos tus opiniones!

      Un saludo.

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