¡Buenos días a todos! Volvemos con nuestra sección de nutrición en las
distintas etapas de la vida. Hoy voy a hablar de la alimentación del bebé desde
que nace hasta el primer año de vida.
Desde el nacimiento el bebé está en continuo crecimiento. El crecimiento es un fenómeno biológico complejo que
consiste en un aumento de la masa corporal y de maduración funcional.
Es un proceso continuo, aunque el ritmo o la velocidad y los cambios
cualitativos y madurativos son diferentes a lo largo de las distintas etapas de
la vida. La talla final de la persona va a depender de una serie de factores,
tanto del propio individuo como del entorno que le rodea. El principal factor
va a estar determinado por los genes. Si los padres del bebé son altos, es más
que probable que el bebé también lo vaya a ser, mientras que si son bajos el
bebé será más bien bajo. Los demás factores, están determinados, como ya he
dicho, por el entorno del bebé, esto incluye: factores sociales, económicos,
climáticos, y el más importante, la nutrición y alimentación.
El objetivo principal de la nutrición del niño y adolescente
es conseguir un crecimiento y desarrollo óptimos. Este objetivo, en
los últimos tiempos, se ha visto ampliado debido a que las sociedades
desarrolladas han cambiado sus hábitos alimentarios lo que ha
llevado a cambiar el objetivo principal de la alimentación, ya no es sólo
conseguir ese desarrollo y crecimiento óptimos, sino prevenir las enfermedades
crónicas de la actual edad adulta: la obesidad, la diabetes, la hipercolesterolemia,
la hipertensión arterial, problemas cardiovasculares e incluso cánceres. Esto
se consigue, adoptando unos buenos hábitos alimentarios desde los primeros años
de vida.
Durante la vida del bebé existen etapas de
vulnerabilidad para su crecimiento, debido a los alimentos que toma. Estas
etapas de riesgo van desde su nacimiento hasta los dos años, cuando ya está
tomando otros alimentos diferentes a la leche materna.
Características de los dos primeros años
de la vida:
- Gran crecimiento y desarrollo físico: el peso del recién nacido se duplica a los 5 meses de edad y se triplica al año, aumentando en talla unos 20-25 cm durante el primer año y otros 10-12 cm al segundo año. Este gran desarrollo físico va a determinar unas determinadas necesidades de los distintos nutrientes; durante los 3 primeros meses las necesidades son mayores porque hay un mayor crecimiento, mientras que disminuyen algo de los 3 a los 5 meses y de los 5 a los 12.
- Inmadurez en ciertas funciones: las cuales están implicadas en el proceso alimentario y se van a desarrollar a lo largo de los dos primeros años de vida. Me refiero a la dentición, la cual es necesaria para la masticación y no se desarrolla hasta el segundo semestre; los movimientos de deglución capaces de arrastrar hasta la faringe los alimentos, que no son eficaces hasta los 40-60 meses; y la secreción ácida gástrica y pancreática, implicadas en los procesos digestivos, las cuales no van a ser maduras hasta los 2 años de edad.
Durante este período hay dos aspectos muy importantes en la alimentación
del bebé: la gran importancia que tiene la leche materna y los alimentos que
poco a poco se incorporan para ir complementándola.
Durante los primeros seis meses, lo ideal
es que el principal alimento del bebé sea la leche materna (como
ya explicamos en el post
anterior de
esta misma sección) ya que, os recordaré la leche materna posee unos beneficios
tanto para el bebé como para la madre: protege al bebé de múltiples infecciones
(diarreas, otitis, catarros y alergias), y para la madre, la ayuda a recuperar
su peso normal. No hay ningún otro alimento que pueda imitar sus
cualidades. Sin embargo, en el caso de que la madre no pueda dar el
pecho a su hijo, por distintas razones, habrá que recurrir a leches de
sustitución.
Si el aumento de peso del bebé es normal y
crece bien, no es necesario darle más alimento antes de los 6 meses.
No hay que tener prisa en introducir más alimentos; sin embargo, a partir de
los 6 meses hay que empezar a introducir las primeras papillas, es decir,
comenzar con la alimentación sólida ya que la leche como alimento único, a partir de esta edad, no
proporciona los requerimientos nutricionales que precisa el bebé.
Esta alimentación nunca debe comenzar antes de los 4 meses y nunca después de
los 6-8.
Sin embargo, ya no es sólo una cuestión de necesidades nutricionales el
motivo por el que se introducen los distintos alimentos, sino por factores
educacionales. La introducción del alimento sólido enseñará al bebé a
masticar y tragar y le acostumbrará a diferentes y nuevos sabores.
En el segundo semestre de la vida se establece una compleja interacción entre
los padres y el niño que se va a centrar en la alimentación. Es normal el
rechazo a los nuevos alimentos, y es a través de la oferta repetida de los
mismos lo que llevará a su adaptación.
- Inconvenientes de una introducción precoz. Existiría una interferencia con la leche materna, habría una sobrecarga de solutos en el sistema renal que tiene una cierta inmadurez todavía, podrían aparecer alergias alimentarias ya que el sistema inmune no está del todo desarrollado, e introducción de constituyentes potencialmente perjudiciales como el gluten.
La introducción de nuevos alimentos se
hará de forma paulatina, sin prisa, muy lentamente y no juntando más
de un nuevo alimento cada vez. Deberán darse en una toma diurna y habrá que dar tiempo a
la adaptación y tolerancia del niño.
Las últimas indicaciones formuladas sobre la cronología de introducción
de la alimentación sólida en nuestro medio serían:
- Comienzo diversificación: 5-6 meses
- Introducción de cereales: 5-6 meses. Con gluten: 6-8 meses
- Introducción de frutas: 6-8 meses
- Introducción de verduras: 6-8 meses
- Introducción de legumbres: 9-12 meses
- Introducción de carne: 6 meses
- Introducción de pescado: 8-10 meses
- Introducción de huevo: 10-12 meses
- Introducción de yogur: 9-12 meses
A los 7 meses de vida, se pueden
incorporar verduras de hoja verde, se deben evitar al principio
aquellas que tengan alto contenido en nitritos, como la remolacha, las
espinacas, los nabos y zanahorias; éstas deben introducirse al octavo mes.
También se le puede empezar a dar arroz, previamente tamizado, es decir, hecho
papilla para que el bebé no se atragante con los granos.
Las carnes se introducirán al sexto mes, y
se deben elegir las menos grasas. Empezar por pollo, en una cantidad
de 10-15 gr. y aumentando unos 10-15 gr. por mes. Después se puede ir
introduciendo la ternera y cordero. Aportarán, principalmente, las proteínas de
origen animal necesarias para el crecimiento.
Los pescados, como la carne, será
preferible que sean magros cuando se empiecen a introducir. Los huevo, nunca se
deberán dar crudos y se empezará por la yema cocida, dando primero
un cuarto añadida al puré del medio día, y se deberá ir aumentando cada mes,
pudiéndose comer entero hacia los 12 meses.
Se deben tener cuidado con las
temperaturas, no deben estar muy calientes. Por otra parte, no es
necesario agregar sal a las comidas puesto que los bebés no están acostumbrados
a sabores salados y no es saludable.
Cuando los bebés coman, pueden también tomar bebidas para ayudar a que el
alimento baje con más facilidad. Lo ideal es dar agua ya
que no contiene azúcar. A los 6 meses, el bebe ya es maduro como para sentarse,
mirar la cuchara y abrir la boca para comer; no olvidemos que la inclusión de los alimentos deberá
hacerse como un juego. No hay que desesperarse si al principio el
niño no “come bien”, es decir rechazar o escupir la comida, esto es
¡completamente normal! Se debe insistir, a modo de juego, hasta que dejen de
escupirlo y rechazarlo.
Alimentos que se deben evitar
Hay alimentos que deben evitarse por ser muy duros, no disolverse
rápidamente en la boca o los muy azucarados. Para ellos lo conveniente es
esperar hasta los 3 años de edad, para evitar atragantamientos.
La miel, sobre todo si es fresca y sin pasteurizar, se debe evitar a toda
costa puesto que puede transmitir el botulismo, que es una enfermedad grave del
sistema nervioso.
Las manzanas, a no ser que estén cortadas en trocitos muy pequeños
también se deberían evitar, puesto que requieren de mucha masticación y el bebé
se podría atragantar, se pueden incorporar en compotas o purés de frutas.
Me despido ya, esperando que os haya sido de interés.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Muy interesante, con vuestro bloc estoy aprendiendo muchas cosas. Seguir asi.
ResponderEliminarEEB
Muchas gracias por tu apoyo Elena. :)
EliminarUn saludo muy grande, el Equipo de Nutrición a las 6.