¡Buenos días! Siguiendo la estela
del post del lunes acerca de las cifras tan alarmantes sobre el futuro de la
obesidad en el mundo, hoy, en nuestra sección “Dietas milagro”, quería invitar
a la reflexión.
Se acerca el verano, estamos en
plena operación bikini y es el momento
estrella del año para las dietas milagro y sus productos. Y es que
cada vez se hacen mayores barbaridades para bajar de peso y hacerlo en tiempo
récord, la idea es cuanto más mejor y para ayer. Con esto se tiende a optar
muchas veces por la pastilla de turno que promete resultados importantes en
poco tiempo y, aunque muchas veces no es así, siempre hay letra pequeña,
existen medicamentos que sí actúan sobre la grasa y favorecen la pérdida de
peso.
Pero, ¿a qué precio? A veces nos olvidamos de que un medicamento, es una
pastilla y tiene sus efectos tanto buenos como no tan buenos, los
efectos secundarios existen y no sólo figuran en un papel porque tenga que
ponerse o la empresa farmacéutica se quiera cubrir las espaldas. Quiere decir
que en algún momento, en la comprobación de la seguridad de dicho medicamento,
ciertos individuos han desarrollado algún síntoma contraproducente.
Pese a esto, los kilos son los
kilos y las prisas priman muchas veces más
que la propia salud, como consecuencia ahora es el momento en el que
vemos a la gente comprar productos para adelgazar, sin leer y sin tener en
cuenta para quién está recomendado y bajo qué circunstancias.
Es el caso de muchos medicamentos y complementos que actúan como
inhibidores de las lipasas, son productos que actúan a nivel local reduciendo
considerablemente la absorción de las grasas de la dieta.
Muchas veces el producto es el
mismo pero se califica de medicamento o complemento en función de la
concentración de la pastilla y por esto siendo lo mismo, hay productos que
requieren de receta y otros no. Nótese la ironía del asunto.
No obstante, de lo que quería
hablar es de las contraindicaciones,
porque para decidir, cada uno es libre de
optar por una vía u otra, pero mejor decidir con cabeza y sabiendo las
consecuencias de la decisión, repito que hay casos en los que optar
por el medicamento es necesario, por salud y siempre que esté pautado por un
profesional cualificado.
¿Cuáles son las
precauciones y contraindicaciones?
La más evidente es si se es
alérgico o no a estos medicamentos, pero otras no tan obvias son: el consumo de
otros tipos de fármacos para ciertas patologías, tales como supresores del
sistema inmune en personas trasplantadas, personas que toman anticoagulantes
del tipo de las warfarinas (sintrom), medicamentos para la diabetes, para la
hipertensión arterial, tiroides, etc.
En resumen, si se es diabético, se tiene problemas a nivel
circulatorio, problemas de tiroides, de vesícula biliar, renal o
problemas digestivos como malabsorción intestinal, no se debería recurrir a
estos medicamentos o suplementos.
Si no existe ningún problema de los
citados anteriormente podemos empezar a enumerar los efectos secundarios del
consumo, la mayoría bastante molestos, como es la posibilidad de, si se tienen
gases algo muy común, pueden venir acompañados de alguna fuga que produzca manchas en la ropa interior e incluso puede llegar a las
prendas de vestir. Obviamente la necesidad
de ir al baño a evacuar es la misma que si se consume un
laxante con el consiguiente evacuado de heces blandas, con bastante presencia
de grasa en ellas y un olor bastante
desagradable.
El número
de visitas al baño, además de poco
controlables, puede verse aumentado con
la consecuente posibilidad de molestia en
el recto.
Otros síntomas serían dolor de estómago, ciclos menstruales irregulares, dolor
de cabeza y ansiedad.
Todos estos son los síntomas
típicos, pero existen otros que deberían consultarse en la consulta en caso de
aparecer síntomas como dificultad para
respirar o cambios anormales en la coloración de la orina o heces.
Para terminar, una reflexión, el
uso de estos productos tiene que ir asociado a una dieta concreta, generalmente
hipocalórica, y a la realización de ejercicio físico regular, sino
efectivamente para grandes comidas no se absorbe la grasa (quién quiera
someterse a todos los efectos secundarios claro) y uno se puede hartar.
Pero, finalmente, mantener el peso
y sentirse bien, es algo que sólo se consigue con una implicación total, es
decir, es un modo de vida y unas costumbres, cada uno puede elegir sus
términos, tenemos la dieta mediterránea, e incluso una dieta vegetariana puede
ser igual de equilibrada siempre que se siga correctamente, pero lo que hay que
hacer es mentalizarse de que nuestro cuerpo tiene unas necesidades y debemos
cubrirlas; si además disfrutamos comiendo, lo pasamos bien haciendo ejercicio y
no impide socializar, ¿por qué nos empeñamos en centrarnos solo en vivir por y
para tener las medidas perfectas en vez de vivir por y para disfrutar de la
vida? A fin de cuentas y como dice la canción, “solo se vive una vez”.
Con esto me despido hasta el
próximo post. :)
Realizado por Tamara
Valencia Dueñas
Fuentes
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