Buenos
días. Nos vamos acercando al final de la sección; atrás hemos dejado la
infancia, la adolescencia y el embarazo y lactancia. La próxima etapa de la que
toca hablar, a nadie le pillará por sorpresa si digo que es sobre la 3ª edad,
edad avanzada o el envejecimiento.
Para
comenzar habrá que definir precisamente eso, el envejecimiento.
El envejecimiento es un proceso biológico natural que se
caracteriza por una pérdida gradual y acumulativa del control metabólico del
organismo debido a
que los mecanismos homeostáticos que controlan las funciones corporales pierden
eficacia. Es
un proceso constante, irreversible, irregular, asincrónico y, sobre todo,
individual.
Se
debe principalmente a que las células de nuestro organismo tienen un máximo de
divisiones celulares, cuando llegan a ese número tiene lugar la muerte celular
y por lo tanto el deterioro de los diferentes órganos del cuerpo.
Hay
determinados factores, como el propio paso del tiempo y la genética, en los que
no podemos influir para retrasar este proceso inevitable, pero en lo que sí
podemos intervenir es en la manera de envejecer. Mediante una adecuada
alimentación, mantener una adecuada actividad física y manteniendo activa
nuestra mente se garantizará una buena calidad de vida y, sobre todo, bienestar
personal.
No hay una edad determinada que dé comienzo esta etapa. A efectos
prácticos, podría establecerse en el momento de jubilación, 65-70 años. Desde
un punto de vista fisiológico, podría determinarse cuando se ha producido un
60% de las modificaciones fisiológicas atribuibles a la edad.
Cambios que tienen lugar en la composición corporal
ALTURA Y PESO
Se estima que la talla disminuye un centímetro por década a partir
de los 60 años, debido a un acortamiento entre las vértebras que modifica a
curvatura de la columna vertebral. En cuanto al peso, existe un aumento progresivo
desde los 40 a los 50 años, decreciendo a partir de los 70 años alrededor de
medio kilo al año; esta pérdida de peso se relaciona con la pérdida de masa
magra (muscular, ósea y de agua).
Los ancianos tienen una disminución muy importante de la sensación
de sed, por lo que suelen presentar una ingesta hídrica disminuida. Esto se
traduce en una deshidratación que es muy frecuente en ellos.
MASA MUSCULAR
Se produce una disminución en la masa muscular, debida en parte a
la atrofia por una menor actividad física. Esto tiene como resultado la pérdida
de fuerza y de capacidad aeróbica y, por tanto, una menor actividad física y
círculo vicioso.
MASA GRASA
En contraposición a la pérdida de masa muscular, aparece un
aumento del tejido adiposo y una redistribución de la grasa, los brazos y
piernas adelgazan y la grasa se acumula de forma abdominal.
MASA ÓSEA
Se sabe que en las mujeres, la pérdida de masa ósea comienza con
la menopausia; en los varones, esta pérdida de masa ósea comienza unas décadas
más tarde. Cuando hay una disminución de la masa ósea aumenta el riesgo a
sufrir fracturas y predispone a la osteoporosis.
Otros cambios biológicos
SISTEMA DIGESTIVO
Tienen lugar cambios morfológicos y funcionales del aparato
gastrointestinal que incluyen atrofia y disminución de la secreción y motilidad
intestinal, que origina estreñimiento y alteraciones en la digestión y
absorción de nutrientes lo que provoca déficits nutricionales, calcio, hierro y
vitaminas sobre todo. También se observan cambios en la flora bacteriana
intestinal, que a su vez va a influir también en la absorción de los
nutrientes, y sobre todo, va haber una menor barrera defensiva.
A
esto hay que sumarle las pérdidas de piezas dentales y disminución de la
salivación, lo que hace que los ancianos rechacen ciertos alimentos, Sin
olvidarnos de la disminución del apetito.
Todo en conjunto, hace que esta población esté en riesgo de anorexia
y desnutrición.
SISTEMA SENSORIAL
Cambios en el gusto y olfato y pérdida auditiva y visual. Hay un
deterioro en el sentido del gusto y olfato, que condicionará la ingesta
alimentaria.
CAMBIOS METABÓLICOS
Los cambios más significativos que tienen lugar son la alteración
en el metabolismo energético, una disminución de la tolerancia a la glucosa con
resistencia a la insulina y una menor capacidad para utilizar correctamente las
proteínas y lípidos.
De todos es sabido que las personas mayores tienen una menor
necesidad energética, aunque muchos nos sorprenden teniendo más que nosotros
mismos. Hay un menor gasto energético debido a la pérdida de masa muscular, al
descenso de la actividad celular, y a la menor actividad física que realizan.
En cuanto a la disminución a la tolerancia de la glucosa, pueden
ocurrir dos cosas. Primera, el páncreas deja de funcionar correctamente y,
aunque libera insulina, no lo hace en suficiente cantidad. La otra opción es
que puede que el páncreas si libere la cantidad necesaria de insulina pero los
receptores hormonales correspondientes están en menor densidad o no funcionan
tan eficazmente. En cualquier caso, esto se traduce en una alteración en el
metabolismo de los hidratos de carbono y por eso, muchas personas mayores son
diabéticas.
A medida que envejecemos el corazón y los vasos sanguíneos van
cambiando. El corazón aumenta ligeramente su tamaño, muestra una pared más
gruesa y las válvulas se vuelven más rígidas, haciendo que en conjunto el
corazón pierda elasticidad y el bombeo se haga con menor eficacia. Además, los
vasos sanguíneos también se endurecen y se vuelven más rígidos. Esta situación
hace que se produzca una elevación en la presión arterial, es decir,
hipertensión.
A
pesar de todos estos cambios, el corazón es lo suficientemente fuerte para
seguir abasteciendo adecuadamente todas las partes del organismo, siempre y
cuando no haya necesidades extra.
SISTEMA RENAL
La función renal, en relación con la función vascular, se ve
alterada también. Según parece, la función renal disminuye un 50% entre los 30
años y los 80.
SISTEMA INMUNOLÓGICO
Se observa una disminución de la función inmune, es decir,
disminuye la capacidad de defensa natural por lo que aumenta el número de
infecciones, hay alteraciones en la cicatrización de las heridas y se producen
con más frecuencia trastornos autoinmunes.
Factores psicosociales
Con esto me refiero a los factores psicosociales que interfieren
en la nutrición del anciano. La conducta alimentaria del anciano puede
transformarse por razones de soledad, pérdida de la convivencia que estimula
siempre las ganas de comer y cocinar; la incapacidad de ser autónomo en la
compra o incluso a la hora de preparar los alimentos e incluso comerlos. Esto
hace que se realicen comidas desequilibradas ya que comen poco, normalmente lo
mismo, lo más cómodo y lo que menos cuesta económicamente.
A esto hay que sumarle que los ancianos pasan a la inactividad por
lo que tienen la sensación de no ser útiles ni productivos, lo que puede
transformarse en depresión y, por tanto, en dificultad para el desarrollo
normal de la vida.
Con esto me despido hasta el mes que viene que volveremos con la
segunda parte: la alimentación del anciano.
Saludos :)
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición
Humana y Dietética.
Nutrición y alimentación humana. 2aed. Mataix J. Ergon
2009.
El otro día, un poco por casualidad, me encontré unos cuantos estudios que mostraban que la RDA de proteína en gente mayor debería ser mayor para minimizar los efectos de la sarcopenia.
ResponderEliminarHola Demóstenes,
EliminarCreo que la respuesta a tu comentario la puedes encontrar en nuestro siguiente artículo sobre la nutrición del anciano. Te dejamos el enlace :) http://nutricionalas6.blogspot.com.es/2014/01/nutricion-en-las-diferentes-etapas-de.html
¡Saludos!