¡Buenos
días! Terminamos la semana y con ello os traemos una nueva receta. El
protagonista de hoy es una especia que proporciona un intenso sabor y aroma, el clavo.
El
clavo (Syzygium aromaticum o Eugenia caryophyllata) es el brote seco de la flor del clavero, que
pertenece al árbol del clavo. Cuando este brote se torna de color rojizo
brillante, se recolecta y se pone
a secar unos
tres días, adquiriendo ese color oscuro que lo caracteriza.
Originario
de Indonesia, se lo conoce como Islas especias, debido a que proceden
concretamente de las Islas Maluku (Molucas). Tras transportar este árbol,
fueron los chinos quienes comenzaron a distribuir esta especia a través de la
ruta de las especias. En el antiguo Egipto era conocido y también los griegos y
romanos, aunque éstos no lo utilizaban demasiado. El clavo llegó a Europa a
través de los portugueses, cuando descubrieron las Islas Maluku.
Lo
más destacado del clavo es que contiene un aceite
esencial cuyo
principio activo es el eugenol, que proporciona al clavo propiedades carminativas,
antisépticas, antiinflamatorias y anestésicas.
Parece
ser que el clavo es una de las mejores especias
antioxidantes debido a que contiene 80 mg de vitamina C por cada 100 gr., además de carotenos, vitamina
E y selenio. Además de selenio, esta especia
contiene una cantidad importante de calcio, potasio, magnesio, fósforo y en menor medida hierro y sodio.
Por otra parte, cabe destacar su contenido en fibra y
fitoesteroles, todo ello convirtiendo al clavo en una fuente
interesante de nutrientes para nuestro organismo.
El
clavo debe usarse con mucho cuidado ya que es una especia muy potente y si
se usa en exceso puede arruinarnos el plato. Asimismo, en dosis elevadas puede irritar el conducto digestivo, por lo que
quienes padezcan de estómago delicado deberían vigilar su consumo.
Además
de su uso en la gastronomía como especia, los clavos de olor se usan también
para fabricar incienso y el aceite esencial de esta especia se
usa ampliamente para aromaterapia y otras medicinas alternativas.
Ya
conocemos las propiedades de esta especia, ahora pasamos a la cocina a hacer
una rica Carne al estilo árabe
- 1 Kg de carne de ternera
- 2 cebollas
- 1 puñado de arándanos secos
- 25 gr. de almendras naturales trituradas
- 100 ml de vinagre de manzana
- 125 ml de agua
- 1 cucharadita de curry
- 1 cucharadita de mezcla de especias clavo, pimienta negra, las semillas de cardamomo, pimienta blanca, cominos, cilantro
- Sal y pimienta
Primero
tostamos las especias ligeramente en la sartén sin nada de grasa. Una vez
tostadas se ponen en el mortero y se machacan de forma que queden lo más fino
posible.
En
un bol ponemos la carne junto con el curry, la mezcla de especias, sal y
pimienta.
Pelamos
las cebollas y las cortamos finamente. Las echamos en una sartén con un poco de
aceite, sazonamos y las rehogamos a fuego lento hasta que estén blandas.
En
una cazuela ponemos la carne con un poquito de aceite de oliva y rehogamos
hasta que tenga un poco de color. A medida de que vayan estando incorporamos la
cebolla rehogada.
Posteriormente
echamos los arándanos, las almendras trituradas, el vinagre de manzana y el
agua. Dejamos que empiece a hervir. Bajamos el fuego, tapamos y cocinamos
durante 1 hora y media. Pasado el tiempo comprobamos que la carne este tierna y
probamos por si hay que rectificar el punto de sal.
Servimos.
Esta
carne queda muy rica acompañada de unas verduritas salteadas. En el caso del
plato de hoy, la hemos acompañado con unas verduras salteadas en el wok y arroz
rojo.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada y Tamara Valencia Dueñas
Fuentes
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