¡Buenos
días! Hoy hablamos de un alimento que llega de oriente, el miso. Su origen es chino aunque se extendió
a Japón en el siglo VII.
La palabra miso significa "fuente del sabor". A lo
largo de la historia han ido apareciendo diferentes tipos de miso según el
clima, las costumbres o la disponibilidad de unos alimentos. Se considera una especie de pasta a partir de soja, que
se elabora presionando los granos
de soja y algún otro cereal con sal marina. El tiempo de
fermentación también depende del tipo de miso aunque en general suele ser de
aproximadamente dos años.
Aunque
los tipos de
miso más conocidos son el hatcho miso (de
soja), el
genmai miso (de soja y arroz integral) y el mugi miso (de soja y
cebada), los japoneses también preparan otras variantes:
- Komé miso (de soja y arroz blanco): lo consumían los samuráis y la aristocracia.
- Miso soba (con trigo sarraceno).
- Taima miso (con semillas de cáñamo).
- Miso natto (con cebada y jengibre).
El miso se puede encontrar en distintos formatos, en
sobres, deshidratado y preparado para hacer sopa, en forma de pasta oscura en
un frasco de cristal o en una bolsa hermética, o en caldo ya preparado y listo
para consumir.
Como
vamos a utilizar el hatcho miso en nuestra receta, vamos a hablar de las
propiedades del mismo.
La soja es rica en proteínas, pero es difícil de digerir. En el
miso, la proteína de la soja se desnaturaliza dando lugar a los aminoácidos
durante la fermentación, por lo que resulta más fácil de digerir, siendo
la manera más fácil de asimilar la proteína de la soja. Además, ayuda al
sistema digestivo y a repoblar la flora intestinal al ser un alimento
fermentado.
Al no contener cereales, el hatcho miso contiene pocos hidratos
de carbono y un elevado porcentaje de proteínas.
En su
fabricación se utiliza todo el grano de la soja, incluida la piel. De este
modo, el miso tiene el beneficio añadido de sustancias tales como la saponina,
el ácido linoleico y la lecitina, que puede ayudar a disminuir el colesterol,
pero los estudios científicos no lo han demostrado.
No
es recomendable en personas que tienen hipertensión, ya que para su elaboración
se usa sal.
Ya
conocemos la propiedades del miso y sus distintos tipos, ahora pasamos a la
cocina a elaborar una rica… Sopa de miso con verduras
- 1 puerro
- 1 nabo
- 4 zanahorias pequeñas
- 2 patatas medianas
- Hatcho miso
Limpiamos
bien las verduras, las pelamos y las troceamos.
En
una cazuela añadimos las verduras y echamos agua hasta cubrir bien los
alimentos. Ponemos la cazuela al fuego y cuando comience a hervir, bajamos un
poco el fuego y dejamos cocer durante 30 minutos aproximadamente.
Si se va a
servir toda la sopa en el momento, podemos añadir una cucharadita de miso
directamente en la cazuela. No obstante, es mejor añadirlo cuando ya la sopa se
haya servido en los platos ya que es un alimento que no debe someterse a
cocción, con el fin de no perder sus propiedades. Echando aproximadamente la
punta de una cucharita de postre es más que suficiente, pero se puede modificar
y añadir más o menos en función del gusto de cada uno.
Con
este plato propio de la estación en la que estamos, nos despedimos hasta el
próximo post. :)
Realizado por Jorge Ibarra Morato y Tamara Valencia Dueñas
Fuentes
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