¡Buenos días! Hoy
queremos aportar un nuevo post para el carnaval de la nutrición. Para ello,
hemos recuperado uno de los post que hicimos acerca de intolerancias
alimentarias y hemos añadido algunas claves muy útiles para cuando no se sabe
cómo suplir el alimento que nos produce alergia o al que somos intolerantes.
Hemos elegido la alergia al huevo, aquí tenéis algunas claves para disfrutar de
la comida y de las distintas preparaciones cuando no podemos utilizar este
alimento.
Pero antes recordemos, ¿qué es la alergia al huevo?
El huevo es
una fuente proteica importante, es uno de los alimentos que más frecuentemente produce
reacciones de alergia IgE mediada (que
significa que los síntomas aparecen entre pocos minutos y una hora tras la
ingesta del alimento) en los primeros años de vida cuando se empieza la
introducción de nuevos alimentos en la dieta del bebé. La
alergia a los huevos se presenta principalmente en niños pequeños, y como la alergia a las proteínas de la
leche (no la confundamos con la intolerancia a la lactosa) desaparece
con el tiempo. Aunque
a veces hay niños que sufren una forma más severa de alergia, la cual no
desaparece.
La clara es la que presenta mayor
reacción. Los principales alérgenos de la clara son las proteínas ovoalbúmina,
ovomucoide, ovotransferrina, ovomucina y lisozima, además se han aislado hasta
24 fracciones diferentes pero todavía se desconoce su capacidad antigénica.
El ovomucoide es la proteína más
importante en cuanto a alergenicidad posiblemente debido a su mayor resistencia al
calor y a las enzimas digestivas. La ovotransferrina y la lisozima al
contrario, son menos estables y por tanto resultan menos alergénicas.
En la yema encontramos la livetina o vitelina o albúmina sérica.
Los síntomas más frecuentes, sin embargo, son reacciones cutáneas como
enrojecimiento, picor, urticaria local o generalizada, o hinchazón de los
labios o párpados. También son frecuentes síntomas gastrointestinales como
vómitos, dolor abdominal o diarrea.
Aunque menos frecuentes, no son raros síntomas respiratorios como
estornudos, conjuntivitis, tos, dificultad para respirar o tragar, etc.
Los
síntomas más graves llevan a la reacción de anafilaxia en los que se incluyen
todos los anteriores más hipotensión, colapso vascular y arritmias.
Se debe sospechar alergia al huevo cuando algunos de estos
síntomas, o todos, aparezcan tras la ingesta de este alimento. En caso de sospecha lo mejor es consultar con el
especialista para que se realicen pruebas y se pueda hacer un diagnóstico.
El especialista realizará un estudio alérgico completo, que incluye la historia
clínica en la que se reflejarán, entre otras cosas, los síntomas, se realizarán
pruebas cutáneas en las que se expondrá al paciente al contacto con el alimento
en cuestión y otros alimentos sospechosos que hayan podido coincidir, pruebas
serológicas y pruebas de exposición o provocación que es la ingesta del
alimento en cantidades crecientes y controladas para observar qué cantidad
provoca reacción.
Esta
prueba, si no se conocen exposiciones previas del paciente al huevo o es un
caso sospechoso de gravedad, se inicia testando la yema. Si ésta se tolera, se
sigue con la administración de la clara o del huevo completo. Siempre se
comienza con una pequeña porción, que se va aumentando progresivamente con
intervalos de aproximadamente 30 minutos. Tras tomar la dosis completa, se
mantiene al paciente en observación durante una hora al menos. Si
por el contrario durante la prueba hay algún síntoma, la prueba se interrumpe
inmediatamente y se aplica el tratamiento necesario.
El único tratamiento posible es la dieta de exclusión del huevo
y de alimentos que lo contengan, por ello os traemos 9 posibles
sustitutos al huevo para las distintas preparaciones culinarias:
1. Zumo de naranja y pan rallado
para rebozar o empanar.
2. Harina, para rebozar o empanar. Se diluye
en agua y posteriormente utilizamos pan rallado.
3. Harina de garbanzos: utilizaremos 2
cucharadas de harina de garbanzo por cada huevo a sustituir y añadimos agua
hasta que adquiera una textura similar al huevo batido. Ideal para tortillas,
rebozados, etc.
4. Harina de maíz, de arroz o de soja: para
natillas y otras elaboraciones ligadas como hamburguesas o albóndigas.
5. Copos de avena: también para la elaboración
de hamburguesas y albóndigas. Siempre hidratados en agua.
6. Bebida de soja o tofu, leche de vaca: para
elaborar salsas como la mayonesa.
7. Gelatina o gelatina y nata: para los
postres cuajados tipo flan, o para los pudines dulces o salados.
8. Un trozo de fruta: Para bizcochos o
pasteles. Siempre que la receta no implique más de 2 huevos, se podría utilizar
plátano, si es maduro mejor, que se triturará con el resto de ingredientes.
9. Semillas de lino: volvemos a
recurrir a los cereales para sustituir el huevo en la elaboración de bizcocho.
La proporción seria 1 cucharada de semillas de lino por tres cucharadas de
agua.
Como
veis, el huevo se puede sustituir muy bien con legumbres y cereales que, como
hemos dicho en anteriores ocasiones, en combinación aportan unas proteínas de
muy buena calidad y sin duda hay que incluirlas en nuestra alimentación.
Como hemos dicho al principio, con esta entrada
participamos en la VI Edición del Carnaval de Nutrición, organizada por
nosotros mismos, el Blog de Nutrición a las 6.
Con
esto nos despedimos hasta el próximo día, un saludo.
Realizado por El equipo de Nutrición a las 6
Fuentes
Excelente...muy útil. además...
ResponderEliminarUn abrazo equipo
Patricia