¡Buenos días! El mes de diciembre
ya ha llegado, hoy es el primer día y las navidades están a la vuelta de la
esquina. En estos días vamos a empezar a pensar en los menús navideños y en qué
debemos comprar. Hace un par de meses estuvimos hablando de cómo la compra
influye en nuestra alimentación y cuál es la mejor forma de comprar, con su
lista... podéis releer el post pinchando aquí, y con esto también quiero relacionar el post
de hoy. Precisamente, en esta época en la que vamos a meter tantas cosas en la
nevera, que puede llegue un momento que incluso pensemos que ya no nos entra
nada más.
Tenemos toda la compra hecha, ¿cómo la distribuimos en la nevera? Antes
de empezar, aclarar que voy a hablar tanto del frigorífico como de la despensa.
Empecemos por la nevera, hablando primero de la temperatura. La temperatura
interior de nuestros frigoríficos, deberá estar situada entre los 2-4oC, ¿por
qué? Si la temperatura es
inferior a los 2oC los alimentos pueden congelarse parcialmente,
mientras que si es superior a los 4oC se podría favorecer el
crecimiento de microorganismos, como mohos o bacterias, que nos echarían a
perder los alimentos.
Por otra parte, es importante no llenarla en exceso, aunque en verano y
estas épocas festivas la verdad que cuesta, para evitar colocar los alimentos
unos pegados a otros. Debemos evitar
ponerlos unos muy juntos con otros porque si no el aire no
circulará entre medias y no conseguiremos un enfriamiento homogéneo. Asimismo,
debemos evitar poner los alimentos más delicados en la puerta de la nevera;
esto se debe a que es la parte que más oscilaciones de temperatura sufre y, por
tanto, si ponemos alimentos delicados se nos pueden echar también a perder.
Y ahora sí, empecemos con la
organización, yendo de arriba a abajo.
En el estante superior debemos poner los alimentos ya cocinados, habiendo esperado a
que se enfríen para
guardarlos. Éstos además, tienen que estar debidamente
guardados en recipientes, ya sean tupperwares u ollas con tapa pero
no debe ser el mismo recipiente donde hemos cocinado el plato.
En la parte central vamos a colocar los productos lácteos, yogur y quesos, y el embutido.
Aunque, en el caso de los embutidos, cabe decir que en algunas neveras existe
un compartimento especial debajo del todo que está destinado para guardar el
embutido.
El estante
inferior, está destinado a los alimentos
crudos, que se pueden dejar en el envase de compra o podemos hacer
paquetes con papel albal o plástico. Pueden dejarse en este estante siempre y
cuando vayamos a consumirlos próximamente, de lo contrario lo mejor es guardarlos
en el congelador debidamente etiquetados.
¿Por qué ponemos
los alimentos cocinados arriba y los crudos abajo? Fácil explicación. Distribuirlo así sirve
para evitar que en el caso de que goteasen los alimentos crudos, no cayeran en los
cocinados y los contaminasen. Por esta misma razón, también es muy
común poner un plato debajo del alimento crudo, para que no nos manche la
nevera.
Continuemos con los cajones. Aquí se guardan las frutas y verduras. La mayoría de la fruta no
necesita guardarse en la nevera pero si aún así queremos guardarla, lo mejor es
meterlas una vez hayan madurado.
La fruta que sí debe estar siempre
en la nevera son las fresas, las cerezas, las uvas, las ciruelas, el melón y la
sandía (ya maduros), los higos. Las patatas, cebollas y ajos son alimentos que
no toleran el frío, por lo que no debemos meterlos en la nevera.
Por último, la puerta. Como he mencionado, esta es la
parte que más oscilaciones de temperatura sufre, por lo cual, aquí se deben
poner las bebidas y las conservas ya
abiertas debidamente tapadas. Si os fijáis, la huevera suele
encontrarse siempre en esta zona. Los huevos también
se colocan en la puerta y lo mejor es colocarlos
con la punta hacia abajo para evitar el deterioro.
Y ahora, pasemos a la despensa. En la despensa se guardan todos
aquellos alimentos no perecederos como:
- La leche UHT y derivados como la nata, la leche condensada, concentrada o en polvo siempre y cuando no estén abiertos, en cuyo caso deberán guardarse en el frigorífico. Mientras están cerrados, tienen que estar al resguardo de la luz, aunque normalmente los envases ya hacen esa función.
- El aceite debemos ponerlo en un lugar oscuro, ya que la luz hará que se enrancie, y en un recipiente bien cerrado para que no se alteren sus propiedades organolépticas.
- Arroz, pasta, frutos secos. Deben guardarse a temperatura ambiente, en un sitio fresco y seco. Esto se debe a que con la humedad se enmohecerían. Cuando los abramos lo ideal sería guardarlos en un recipiente hermético.
- Patatas y otros tubérculos. Deben estar en un lugar bien ventilado, por ejemplo un carrito con rejillas, y con cierta oscuridad.
- Otros alimentos que pueden ir en la despensa son los encurtidos, salsas comerciales, tarros de mermelada, algunas verduras y las conservas de pescado, carne o vegetales, siempre y cuando el envase esté bien cerrado, de lo contrario deberán ir a la nevera.
Un saludo y... ¡a por el lunes!
Realizado por Cristina
Vallespín Escalada
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la
Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética.
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