Buenos días a todos. Aquí estamos un mes más escribiendo sobre una dieta
milagro y la de hoy la verdad que me ha puesto los pelos de punta. Creía que había escuchado y oído todo de las tonterías
que la gente puede llegar hacer para perder peso pero lo de hoy... me deja sin
palabras. De verdad que me parece preocupante que se lleguen a estos extremos
para adelgazar. Empecemos.
La dieta, si es que se puede llamar dieta a esto, de la que voy a hablar
es “La dieta de la solitaria”. Creo que ya tiene
tiempo, pero nunca está de más hablar de este tipo de dietas...
La solitaria, o taenia (solium o saginata da
lo mismo), es un parásito en forma de lombriz que puede alcanzar
hasta los 10 metros de longitud dentro de nuestro organismo que
normalmente se ingiere en forma de huevos al comer carne cruda parasitada. Es
decir, que con los controles que existen hoy en día es poco probable
contraerla. Una vez en nuestro organismo, esta lombriz se fija en la
pared del intestino delgado y la larva se va desarrollando hasta convertirse en
gusano adulto.
En el caso de esta dieta, las personas que quieren perder peso consiguen,
prefiero no decir cómo, los huevos de este parásito y se los tragan.
Así, al fijarse la larva en el intestino delgado, la mayor parte de lo que la
persona come lo absorbe la lombriz, de tal manera que se puede comer todo lo
que se quiera sin necesidad de hacer “dieta” y aún así consiguen bajar de peso.
Luego, cuando se ha llegado al peso deseado, “basta” con tomarse una pastilla
antiparasitaria, tal y como hacemos con los animales, y listo... cosa nada
agradable según pude comprobar por fotos durante la carrera, en la clase de
microbiología. La pastilla funciona en el mejor de los casos, de lo contrario
es necesaria una intervención quirúrgica para eliminarla.
Qué decir que este proceso, y no me estoy refiriendo a la intervención
quirúrgica o a la desparasitación, no es un camino de rosas. Ingerir la solitaria trae graves consecuencias para la
salud. Entre los síntomas más leves encontramos dolor abdominal o de
estómago, náuseas y vómitos; y entre los más graves encontramos desnutrición,
meningitis, epilepsia, problemas visuales, demencia... y, si el gusano consigue
expandirse por otros órganos (cosa bastante normal pues llega un momento que el
intestino como que ya no es suficiente para el bicho) como el páncreas,
apéndice o hígado, puede incluso provocarnos la muerte.
Así que, ¿realmente hay alguien que quiera pasar por esto para conseguir
bajar de peso? Parece ser que sí, ya que de lo contrario no estaría hoy aquí
hablándoos de esto. Os voy a hacer la misma pregunta que he leído en alguna de
las páginas que he consultado: “una gastroenteritis también hace que bajemos de
peso, ¿alguien la contraería adrede sólo por el mero hecho de querer bajar de
peso?” Creo que la respuesta obvia debería ser que no, que nadie lo haría, pero
me temo que voy a tener que cambiar de parecer y pensar que hay gente para todo
y que probablemente alguien sí que lo haría.
Me parece que no es necesario recordar que
esta “dieta” es tan ineficaz como la mayoría y que una vez hayamos expulsado al
gusano, si no llevamos una buena alimentación y realizamos ejercicio físico a
diario, todo ese peso que se haya podido perder se recuperará, el tan famoso
efecto rebote.
De verdad, con lo fácil que es comer de una manera adecuada y realizar de
vez en cuando ejercicio... no hace falta cometer semejantes burradas.
El post lo he basado en un par de noticias que he encontrado de un
periódico, si queréis leerlas (la verdad que lo recomiendo porque son curiosas)
abajo encontraréis los enlaces.
En fin, no os voy a entretener más. Os dejo para que recapacitéis en lo
locos que últimamente nos estamos volviendo.
¡Un saludo!
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
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