¡Buenos días! Hace mucho que no hablamos de alguna
vitamina o mineral, por lo que hoy lo quiero retomar y os voy a hablar de la tiamina o vitamina B1.
Esta vitamina, perteneciente al grupo de las vitaminas
hidrosolubles, se descubrió cuando un médico holandés, que residía en Java,
observó que una afección del sistema nervioso muy parecida a la que tiene lugar
en la enfermedad del beri-beri se producía en pollos alimentados con arroz
descascarillado.
Es una molécula soluble
en agua (como comentaba previamente), algo soluble en alcohol e insoluble en disolventes
orgánicos. Es termolábil y sensible a la oxidación y a los sulfitos, que
destruyen su actividad biológica. Por ello, existe gran cantidad de
pérdidas cuando lavamos los alimentos o utilizamos técnicas culinarias que
impliquen el sumergir los alimentos en agua y cocinarlos, porque aunque
posteriormente nos tomemos el caldo de cocción, si hemos cocinado con
temperaturas superiores a los 100oC, habrá tenido lugar la
destrucción de gran parte de esta vitamina.
Digestión absorción y metabolismo
La vitamina B1 de los vegetales se
encuentra en forma de tiamina libre, mientras que en los alimentos de origen
animal se encuentra en forma fosforilada. En cualquier caso, se hidroliza en el intestino, por la acción de las
fosfatasas intestinales.
Es en el intestino, concretamente en el yeyuno, donde
tiene lugar la absorción de esta vitamina, mediante el transporte activo. Sin
embargo, cuando las cantidades de vitamina son muy grandes, este sistema se
satura y se pone entonces en marcha un proceso de difusión pasiva para realizar
la absorción.
La tiamina no se
almacena en ningún tejido, por lo que tener unos niveles adecuados
de esta vitamina, dependen de un aporte continuo a través de la alimentación.
Cuando hemos utilizado la vitamina, ésta es degradada rápidamente por el hígado produciéndose
numerosos metabolitos inactivos que se eliminan por la orina.
Funciones
La forma activa de la vitamina, que está en forma de
coenzima activa (TPP) cuando la vitamina se fosforila, participa en algunas reacciones clave del metabolismo de los hidratos de
carbono, es decir, tiene un papel clave para conseguir y suministrar energía al cuerpo,
especialmente a los tejidos que dependen de glucosa, como son el cerebro y el
músculo cardíaco.
Por otra parte, la tiamina también juega un papel
importante en el sistema nervioso mediante
la síntesis de acetil-colina y
a través de su función neurotransmisora.
Interviene en la contracción muscular y la conducción de las señales nerviosas.
Por último, la tiamina influyen en la salud ocular, una deficiencia de esta vitamina parece estar relacionada con
enfermedades como el glaucoma.
Ingestas recomendadas y fuentes
alimentarias
Aunque nuestras bacterias intestinales pueden
sintetizar esta vitamina, lo cierto es que no llegan a las necesidades diarias,
por lo que es necesario ingerir esta
vitamina a través de la dieta de una manera continua. Una dieta
equilibrada compuesta por una variedad de alimentos es suficiente para obtener
la cantidad diaria recomendable de esta vitamina ya que ésta está presente en
numerosos alimentos.
Dentro del mundo vegetal la encontramos en cantidades importantes en los cereales, la levadura de
cerveza y en las legumbres secas, siendo muy escasa su presencia en
las frutas. En los alimentos animales la encontramos sobre todo en el hígado, en la leche, en los huevos y en el pescado.
Las IR para la
población española, descritas por el Departamento de Nutrición de la
Universidad Complutense de Madrid, establecen los requerimientos de tiamina
según la edad, el sexo y la situación fisiológica.
Niños y niñas de 6 a 10
años
|
0,8 mg/día
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Mujeres adolescentes 13-16
años
|
0,9-1 mg/día
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Mujeres embarazadas y
lactantes
|
1mg/día
|
Mujeres a partir de los 50
años
|
0,8 mg/día
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Hombres de 16 a 40 años
|
1,1-1,2 mg/día
|
Deficiencia vitamínica
En los países industrializados pueden desarrollarse
carencias de vitamina B1 debido
al consumo casi exclusivo de alimentos muy refinados (por
ejemplo, las harinas blancas de bajo grado de extracción). El alcoholismo, la anorexia, cuando hay una excesiva
ingesta de hidratos de carbono (es decir, necesidades elevadas
de la vitamina) o las alteraciones
gastrointestinales como el síndrome de malabsorción, también
dan lugar a una deficiencia en esta vitamina.
En el caso del alcoholismo, se debe principalmente a
la baja ingesta de alimentos ricos en esta vitamina ya que el principal problema
de las personas alcohólicas es la ingesta de bebidas alcohólicas en detrimento
de otros alimentos. Las bebidas alcohólicas no aportan vitamina B1 y,
sin embargo, el alcohol requiere de esta vitamina para ser metabolizado. Con lo
cual se junta una baja ingesta de vitamina con una necesidad elevada de la
misma. Además, si se llegan a estados de hepatopatía alcohólica, la síntesis de
la forma activa de la vitamina se ve alterado y afectado y no se realiza la
síntesis de una manera adecuada.
La deficiencia de esta vitamina origina una enfermedad denominada beri-beri. De hecho, si una mujer embarazada tiene carencia de tiamina, el recién
nacido puede desarrollar una forma aguda gravísima de esta enfermedad.
Pero de esta enfermedad hablaremos otro día. Con esto
me despido yo por hoy.
¡Un saludo!
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
Nutrición y alimentación humana.2aed.
Mataix J. Ergon 2009.
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