¡Buenos días! Aunque aún en muchos sitios estáis de vacaciones, nosotros regresamos de la Semana Santa con nuestra sección de “Dietas milagro”. Hoy en lugar de hablar de una dieta concreta me gustaría hablar de cómo reconocerlas con unas preguntas muy sencillitas.
Seguro que a lo largo de todos estos años ya habéis podido ir apuntando denominadores comunes, pero hoy os lo voy a poner más fácil aún. Os lo voy a resumir en unas sencillas preguntas de sí y no. Un “sí” indica que es probable que estemos frente a una dieta milagro, dos “sí” significan que casi seguro que te quieren dar gato por liebre, y tres o más “sí” mejor poner un punto rojo y mirar a otro lado, guardar la dieta en el cajón o mejor aún tirarla a la basura (en su contenedor correcto, ante todo hay que reciclar).
1. ¿Tiene un título atractivo? Por lo general es un nombre rimbombante o incluso en muchas ocasiones es el del propio doctor que la ha “inventado”. Los nutricionistas no ponemos nombres concretos a las dietas.
2. ¿Promete resultados rápidos? “Pierde 5 kilos en una semana”. Creo que no nos hemos cansado de comentar en este blog que una pérdida rápida de peso no es saludable y es más que probable que no estemos perdiendo peso a base de perder grasa sino que lo estamos haciendo a expensas de deshidratarnos, y eso no es lo que buscamos cuando queremos perder peso.
3. ¿Promete resultados “mágicos” o asombrosos? “Quemador de grasas”, “El remedio más antiguo que existe para...” “Cura desintoxicante”.
4. ¿Prometen una pérdida de peso sin necesidad de realizar actividad física? Lo siento, pero querer perder peso significa comer bien, de forma equilibrada y moverse. Sin embargo, no deberíamos realizar ejercicio sólo porque queramos perder peso, sino por mantener una vida sana y activa.
5. ¿Hace listas de alimentos “buenos” y “malos”? Es decir, prohíbe el consumo de un determinado grupo de alimentos que, cómo no, suelen ser los hidratos de carbono. Aquí debo hacer un inciso, es cierto que los nutricionistas también suprimimos (aunque realmente no es suprimir sino sugerir enérgicamente no consumir) un cierto grupo de alimentos: los precocinados, la bollería, los dulces, las patatas fritas, etc. Pero no lo hacemos porque demonicemos esos alimentos como pasa con los pobres carbohidratos, lo hacemos porque salen en el último nivel de la pirámide alimentaria, lo que significa que deben consumirse esporádicamente y no sólo en dietas de adelgazamiento, sino para la población en general tanto si quiere como si no quiere adelgazar.
6. ¿Destaca un alimento sobre otros por sus “proezas” y “nutrientes determinados”? “La dieta de la alcachofa”, “La dieta de la manzana”, “Las proteínas sacian mucho”, “El té verde es quemagrasas”.
7. ¿Ofrece un sistema único para todos? Es decir, no tiene en cuenta la variabilidad personal. Ya sabéis que cada persona es distinta y tiene unas necesidades únicas, por lo que aunque a mi vecina le haya ido bien con la dieta que le ha dado...ejem..., no significa que a mí me vaya a ir bien, es más, es bastante probable que a mí no me sirva.
8. ¿La puedo hacer yo misma sin la intervención de un profesional sanitario cualificado? Es decir, un endocrino o un dietista-nutricionista (no me sirven los pseudonutricionistas). Sin nuestra intervención, es más que probable que los hábitos no adecuados que tenemos no los vayamos a cambiar, y de ahí que aparezca el efecto yo-yo. Este famoso efecto se debe tanto a la dieta milagro que es restrictiva como a estos hábitos, ya que cuando dejamos la dieta, volvemos a lo que hacíamos antes.
9. ¿Presenta testimonios y relatos que aporten credibilidad?
10. ¿Se basa en un único estudio científico? Por lo general las afirmaciones que ofrecen estas dietas no se basan en estudios científicos de valor que puedan realmente demostrar que los resultados son veraces. Además, hay que determinar bien quién está detrás del estudio y si es un estudio fiable.
11. ¿Se deben consumir preparados, suplementos o se debe comprar algún producto? Curiosamente los vende la propia persona que promociona la dieta, incluso también puede ser un libro, con la excusa de “para obtener mejores resultados”. Además, suelen vender estos productos como seguros ya que son “naturales” y, sinceramente, estos suplementos o productos no son necesarios comprarlos ya que se pueden obtener los mismos resultados con los propios alimentos.
12. ¿Es una dieta sostenible en el tiempo? Aquí en lugar de sí, lo que nos debería hacer sonar las alarmas sería responder que no.
Con estas preguntas deberíamos ser capaces de saber cuándo estamos ante una dieta milagro, y por supuesto, lo mejor es que si queréis perder peso o simplemente llevar una dieta saludable, acudáis al profesional sanitario cualificado, que sepa enseñarnos.
Me despido hasta el próximo día. Un abrazo muy grande.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
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